El Partido Acción Nacional en Tamaulipas decidió repartir en partes iguales el número de integrantes de su Consejo Estatal para formalizar una nueva dirigencia, entre hombres y mujeres.
En números, 47 varones, 47 damas.
El argumento para tomar esa decisión es el mismo que tanto ha manipulado el Partido Revolucionario Institucional en los años cercanos: la paridad de género, un recurso utilizado por los priístas como herramienta electorera y que al parecer los panistas han adoptado.
Soy un partidario fervoroso de la igualdad de oportunidades entre los géneros masculino y femenino, pero no de la imposición por decreto de una equidad que más que reconocimiento a las mujeres me parece una especie de graciosa concesión a ellas, como si la necesitaran.
Más aún, también soy un convencido de que al emparejarse esas oportunidades con el tiempo la mujer será quien domine prácticamente todos los escenarios. Esa combinación de inteligencia, sagacidad y responsabilidad de las chicas, sin importar su edad, es una sentencia de hegemonía, dulce para algunos y amarga para otros tantos. Cuestión de enfoque, como rezaba un anuncio del desaparecido diario El Heraldo de México.
Pero entonces, ¿por qué tienen las mujeres que abrirse paso “gracias” a un acto de supuesta generosidad masculina?
Lamentablemente, porque a muchos varones todavía no les cae ese veinte. Y si no se da ese paso por mandato, no lo harán nunca o en una visión optimista, lo harán dentro de mucho tiempo.
Así que aunque en mi opinión el PAN pise en una delgada línea entre el acierto y el error –por la forma, no por el fondo– debo reconocer que por primera vez la facción azul tamaulipeca reconoce en los hechos un olvido de su rostro femenino y actúa en consecuencia.
Responde tarde Acción Nacional a un reclamo social de muchos años, pero nunca será demasiado el tiempo transcurrido si se está dispuesto a enmendar el camino equivocado.
Ese 47 y 47 significa algo más que sólo cifras
¡Qué amiguitos!
La alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz Domínguez, anda mal –a juzgar por los trances que sufre– y anda de malas.
No sólo se ha visto involucrada en un pernicioso “tira tira” con el Congreso Local, sino que algunos de sus colaboradores juegan con sus propias cartas para obtener beneficios personales y controlar áreas municipales clave.
Le daré un nombre como ejemplo.
Alejandro Vielma, contralor del ayuntamiento.
El funcionario, a sabiendas de que le crea un grave problema operacional a la presidente municipal, ha entrado en una guerra sorda con intereses locales para tratar de imponer como uno de los mandos de primer nivel en la Comapa de esa comunidad a una dama, Ana Hilda García Garza.
El hecho es que ese potencial nombramiento ha hecho que las tribus políticas hayan desenterrado el hacha de guerra. No por la calidad femenina de la persona mencionada, sino por lo que los inconformes denuncian como historial conflictivo de la misma, que la ha llevado a enfrentamientos con el Gerente General de esa Comisión, Néstor González Garza.
Tal vez lo anterior pueda sonar a uno más de esos escandalitos domésticos que se dan en un ayuntamiento, pero en este caso la alcaldesa necesita levantar las antenas porque el titular de la Comapa es un amigo entrañable del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Y ahora que apenas empiezan a tratar de plancharse las arrugas de una relación muy accidentada, no necesita Maki “ayudas” de su gente para volver a enturbiar el clima político de Reynosa…
Twitter: @LABERINTOS_HOY