*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Está a punto de salir de la imprenta la novela “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo” obra del columnista que aquí viste y calza. Es una narración basada en hechos reales que pinta de cuerpo entero la lucha que ha de librar quien acude al campo a ejercer el apostolado magisterial contra los caprichos del supremo gobierno siempre represivo y dispuesto a someter a aquellos que no se colocan de su lado.
“O estás conmigo o estás contra mi”, una frase que se recicla y en la práctica se aplica de diversas formas. Ni como negar que las batallas actuales por la dignidad magisterial tienen mucho que ver con la señalada historia.
El asunto es que en “Rinconada” se muestra con toda crudeza la capacidad destructora del poder en perjuicio de una pequeña comunidad cuyo pecado original fue exigir una escuela y un maestro. Exigencia nulificada una y otra vez por hacendados vecinos a los que de ninguna manera convenía tener a su lado a un campesinado que supiera leer, escribir “y hacer cuentas”.
Es a partir del arribo de Ricardo a “Rinconada” que se inicia la cruzada contra los terratenientes la cual alcanza niveles insospechados en un escenario muy parecido al semi-desierto norteño “adornado” por cerros pelones e incontables bosques de “chochas”, mezquites y ébanos.
La historia en cuestión está integrada por capítulos que llevan a conocer el alcance a que pueden conducir los intereses políticos y económicos entre los cacicazgos regionales y el poder establecido. Esto incluye la perversidad de una burocracia educativa insensible y por lo mismo ajena y distante de los principios históricos de la república.
Y es que desde entonces existía la intención de convertir la enseñanza en el gran negocio privado. Tal cual observamos en los tiempos que corren con funcionarios sobre todo federales, a los cuales el nacionalismo les produce diarrea y el amor por la patria les causa hemorroides, por decir lo menos. Y no es que recordemos solo a Aurelio Nuño sino a muchos otros que se atragantan de demagogia cuando “defienden y hablan” a nombre de las instituciones.
La novela “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, es también una lección de fraternidad y esperanza que se mantiene viva y erguida, es decir indestructible, frente al terrorismo oficial aunque al final muchos desean olvidar aquella pesadilla de odio y maldad.
De verdad os digo que en “Rinconada” quedó sepultado uno de los episodios más dramáticos que registra el movimiento campesino y magisterial por la dignidad civil. Enterrado pues, como los cinco gruesos cuadernos que un día encontrara Juan (uno de los personajes más emblemáticos del relato), entre los escombros de lo que fuera su escuela y donde el maestro Ricardo narra la verdadera historia del suceso.
La obra está dedicada especialmente a la generación 1964-67 de la Benemérita Normal de Tamaulipas en su cincuenta aniversario y a la que orgullosamente pertenece el autor que no es otro que este columnista. Y fue concebida en recuerdo de los sueños construidos a través del tiempo por este grupo de compañeros y compañeras que ahora mismo se reconocen entre la neblina de los años, compartiendo la sonrisa y el optimismo de cualquier mañana de primavera.
Por supuesto también en memoria de quienes ya se fueron después de sembrar la semilla que seguro agradecerán sus ex alumnos.
Acá los hipócritas
Ha causado revuelo (así dicen los clásicos), la coincidencia de destacados políticos y funcionarios en la fiesta con motivo del matrimonio de una hija de Carlos Romero Deschamps.
Usted estará de acuerdo con el columnista en que el asombro no tiene razón. Y es que dicha coincidencia fue de hipócritas muchos de los cuales “se destruyen pero no se hacen daño”.
Las respectivas imágenes nos trajeron el desfile de sofisticados comediantes pintarrajeados con los más diversos colores partidistas quienes acudieron a darle calorcito a quien simboliza tal vez el grado más sublime de la corrupción en México.
Ni más ni menos que a una de las creaturas más malignas del sistema. Aquella que durante años ha transcurrido por el obscuro túnel de la sospecha al lado de los más diversos funcionarios en turno, incluido uno que otro presidente de México.
Ahí se vieron figuras representativas del PAN, PRI, PRD y clase empresarial avalando lo que la república condena. ¿Habrá prueba más elocuente de que la simulación es la esencia misma del sistema político que padecemos?.
Por ello os digo que comprobado lo que fue, de ninguna manera es de extrañar que los tales por cuales en cuestión se hayan reunido a la sombra de la complicidad, dicho sea sin ganas de ofender. (Nota.- iba a escribir “en la cueva de Ali-Babá” pero la verdad me ganó la pena nomás por respeto a la desposada que ninguna culpa tiene que le permitan pasear sus mascotitas en avión privado). ¿Será cierto que también asistió más de un exitoso gasolinero victorense?.