Nunca en la historia de Tamaulipas ha sido tan importante.
Hoy, el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca presentará a la sociedad el Plan Estatal de Desarrollo, que regirá hasta el final de esa administración, en el 2022.
¿Por qué pensar que ahora tiene mayor trascendencia para nuestra Entidad un documento que cada seis años parece sólo reciclarse?
La respuesta es sencilla, pero demoledora:
Porque nunca en la historia tamaulipeca esta geografía ha enfrentado un futuro a corto, mediano y largo plazo tan inquietante como el que se avizora.
No descubro el agua tibia con señalarlo, pero vale la pena exponerlo. El Estado registra la que parece la más complicada fase en su economía, en su productividad y en su seguridad pública. Podrán decir algunos y tendrán razón en parte, que este panorama ya se ha presentado en varias ocasiones, pero nadie podrá negar que con el que hoy vivimos esos casos similares no resisten comparación alguna.
No sólo en lo material radica la importancia de esta guía de trabajo estatal. El tiempo es un factor que también juega un papel básico, porque si antes los gobiernos podían permitirse navegar en la fórmula de prueba y error –y vaya que cometieron errores– ahora las oscuras circunstancias heredadas por las gestiones anteriores al gobierno actual exigen pasos seguros, sin interpretaciones.
El tiempo así, se convierte en un enemigo, sintetizado en una frase corta pero real: No hay tiempo para equivocaciones.
Por esta realidad, ajustarse a un plan realista, que aborde los problemas focales y sea capaz de mover a los tamaulipecos, es un imperativo que rebasa la calidad de necesario y alcanza el nivel de imprescindible. Y ese, como lo ha señalado el propio Ejecutivo estatal en semblanzas previas a la presentación oficial, es precisamente el espíritu de este plan sexenal basado en seis ejes fundamentales y resumidos en un objetivo: un mejor hogar para todos.
Todos los tamaulipecos honestos, que aman a esta patria chica, estoy seguro que lo apoyaremos porque deseamos lo mismo. Que así sea…
Políticos fuera
Más allá de lo que marca la ley en la materia, la conformación del Sistema Estatal Anticorrupción en Tamaulipas es una excelente noticia en cuanto a sus integrantes.
No radica esa percepción en las instituciones que compartirán esa tarea, sino precisamente en lo contrario: en los que no tendrán oportunidad de meter las manos en ese costal.
Conforme a lo señalado por el líder del Congreso Local, Carlos García González, el ordenamiento que da origen a este Sistema incluye cinco espacios para instituciones académicas y de investigación, así como cuatro más para organismos civiles o de la iniciativa privada.
¿Quiénes son los que no podrán opinar ni decidir, cuya omisión merece una felicitación al Poder Legislativo?
Son los políticos profesionales. Dejarlos fuera es como dejar de poner al lobo a cuidar el rebaño de ovejas, si tomamos en cuenta que en la opinión colectiva ese oficio es el más señalado como instigador y protagonista de corruptelas. Para lograrlo, la receta fue y es sencilla pero efectiva: Que ninguno de los integrantes tenga militancia partidista.
Sólo algo lamento en esa normatividad. Ciertamente conozco a ciudadanos que en el ejercicio de la política han mostrado sensibilidad social, capacidad para servir y hasta honradez, como lo confirman sus exiguas finanzas.
Ellos son, para su desgracia, quienes por la inmoralidad de la mayoría pagan los platos rotos de una visión negativa tan generalizada. Nadie ha dicho que este mundo sea justo…
Twitter: @LABERINTOS_HO