Acelerados, desesperados, indignados y autodenominados como huérfanos, los del PRI de Tamaulipas exigen desde hace meses una convocatoria urgente para nombrar nueva dirigencia estatal, pero lo que nadie dice es de dónde va a salir la lana para que el partido que quedó moribundo, lisiado e inmóvil tras la derrota del 5 de junio pasado vuelva a la vida y pueda intentar dar la batalla en la elección del 2018.
Así es mis queridos boes, hay al menos media docena de priistas que ya levantaron la mano en busca de la dirigencia del membrete, los hay de todos sabores, edades y capacidades, desde los más viejos que reclaman derecho de antigüedad y exigen los pergaminos logrados a su paso por el ex partidazo, hasta los más chavos que creen que solo con arengas van a levantar al minusválido que pretenden dirigir.
Insisto, no es la convocatoria lo más importante en el PRI de Tamaulipas, lo que si es importante es saber, gane quien gane la presidencia estatal, saber ¿con qué lana va a trabajar?, ¿quién lo va a subsidiar?.
Algún iluso cuando lea esto va a estar pensando: ‘pues con las prerrogativas’, pero todos los que medianamente le entendemos al tema de la grilla de los partidos sabemos que esos millones no alcanzan para casi nada, porque casi nada de ellas llega a los comités estatales, porque mucho menos llega a los comités municipales, porque casi ni un peso llega a los líderes modulares y seccionales, porque casi todo llega a los bolsillos de los dirigentes nacionales.
Partidos como el PRI han debido su funcionamiento al dinero privado que llega a sus arcas, a la lana que se desviaba de los gobiernos en turno, porque el PRI no era en Tamaulipas más que una secretaría de estado más que operaba con lana pública, con personal subsidiado, con publicidad regalada.
Me explico: la lana privada llegaba al PRI a través de donaciones, de padrinos de seccionales y modulares, metían uno, dos, cinco millones para que los líderes trabajarán con los militantes comunes y los gobiernos emanados del tricolor les regresaban en obras, en compras, en nóminas tres o cuatro veces lo que invertían.
El PRI estatal y los municipales operaban con empleados que aunque traían la camiseta del partido puesta de lunes a viernes, en realidad cobraban en alguna dependencia del Estado o de los municipios; en pocas palabras la nómina del tricolor era absorbida por el gobierno.
Lo mismo pasaba con los servicios de los comités, de las arcas gubernamentales salía para esos gastos.
No se diga de la operación de los líderes de sección y los modulares, además de operadores mayores, todos, sin excepción cobraban en al menos una dependencia, porque los había que cobrarán en el estado y en algún municipio.
Hoy todos esos ‘aviadores’ del pasado están sufriendo las consecuencias de la derrota y por eso buena parte de ellos coquetearon con el PAN y ya hasta trabajan para los azules o están anotados con MORENA.
Del resto de la operación del PRI hay muchas muestras de inoperancia, comités municipales cerrados, sin luz, trasladados a espacios más pequeños y de rentas baratas, porque ‘papá gobierno ya no está’.
¿Sabrán ya los Barba, Guevara, Guillén, Muñoz, Arreola y los que se acumulen de dónde piensan sacar para echar a andar al partido por el que andan de la greña?.
¿Estarán buscando la dirigencia estatal solo para seguir administrando la derrota y tratar de sacar raja política de lo poco que se puede garantizar en una elección como son las posiciones plurinominales, la inserción de regidurías y demás?
Hoy, ninguno de los que suena para la tan desagrada dirigencia tricolor podría decir que tiene el poder para lograr que haya patrocinadores que quieran mantener al vetusto aparato tricolor, por varias razones.
Una de esas razones es que el panorama político indica que el PRI la tiene cuesta arriba en la elección que viene y dos: los principales patrocinadores del pasado reciente andan tan emproblemados, uno en Europa sin poder salir de un cuartito de cuatro por cuatro y el otro buscando salvarse de un futuro igual.
El otro es el ex Egidio Torre, al que algunos acusan de tener contado al partido, pero por ningún lado se le ven ganas de ser quien asuma la manutención de una maquinaria a la que no le aceitó cuando aún tenía posibilidades de ganar algo; hoy menos.
Eso sí, mientras la media docena de soñadores y los que se acumulen siguen terqueando, el viernes pasado otra vez una instancia jurisdiccional le informó al PRI de Aída Zulema Flores Peña que en 10 días tendría que haber convocatoria para su relevo; aunque esa es una decisión que correspondería a la dirigencia nacional, pero allá ni ven ni oyen a los tricolores tamaulipecos.
Me temo que habrá un PRI descabezado para rato, me temo también que cuando tenga cabeza el lamento será la falta de lana, me temo, además, que sin lana el dirigente que venga será tan chiquito como los triunfos del tricolor en la elección pasada.
Comentarios:
meliton-garcia@hotmail.com
Twitter: @melitong