Tras la salida de AMLO de las filas perredistas, así como de algunas figuras emblemáticas, caso concreto de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y la creación de MORENA hace dos años, el Partido de la Revolución Democrática se ha visto en la necesidad de aliarse a otras fuerzas políticas, incluso incompatibles ideológicamente, como el PAN, para subsistir.
Esas coaliciones estratégicas le han permitido al PRD sortear las crisis que, algunas a causa de la pérdida de militantes y otra de las pugnas internas, ha enfrentado el partido en los años recientes. La actual dirigente nacional, la senadora Alejandra Barrales Magdaleno, es la tercera jerarca que sale al quite para tratar de superar las dificultades que antes no pudieron sus antecesores en el cargo, Agustín Basave Benítez y Carlos Navarrete Ruiz.
Lo que más daño ha hecho al Partido del Sol Azteca, además de los habituales pleitos de las tribus, sin embargo, han sido los pactos con el gobierno, como el Pacto por México que permitió al régimen del presidente Enrique Peña Nieto sacar el paquete de reformas constitucionales que no pudieron o no quisieron sus antecesores.
Pero también las alianzas estratégicas con el principal partido de la derecha, el de Acción Nacional.
Después de los resultados de las elecciones estatales de Edomex, Coahuila, Nayarit y Veracruz, los estrategas, ideólogos y operadores políticos del PRD tendrán que decidir si siguen coaligándose con los panistas y facilitándole las cosas al gobierno priista, que tantos seguidores les ha restado, o disputan la sucesión presidencial del 2018 junto con los partidos políticos de izquierda, a saber PT, Movimiento Ciudadano, que sería lo más congruente, e incluso con la agrupación de Andrés Manuel López Obrador.
Establecer un frente común pero de izquierda para intentar juntos tratar de sacar al PRI de los Pinos el año que viene o, si no lo consiguen, al menos lograr un tercio de los asientos del Congreso de la Unión y conservar las gubernaturas que actualmente tienen en su poder.
En Tamaulipas, como en otras entidades federativas del país, en las que los dirigentes del Partido del Sol Azteca apoyaron subrepticiamente a los partidos en el gobierno, pagaron las consecuencias. Aquí perdieron el registro y en otros Estados miles de seguidores y se ganaron la animadversión de aquellos ciudadanos que veían en la organización a una opción real y viable de cambio frente al Revolucionario Institucional para acceder al Gobierno.
Si no lo hacen y en aras de la conveniencia momentánea o el beneficio coyuntural continúan ayudándoles al PRI y el PAN, a cambio de las migajas que se caen de la mesa, van a terminar de convertirse en una negación de lo que pregonan, en un instituto político convenenciero y pragmático.
En Tampico, Madero y Altamira, lo mismo que en los del resto de los municipios y distritos electorales del Estado, tendrían que aliarse con el partido de Andrés Manuel López Obrador para recuperar el registro y las prerrogativas económicas que perdieron en el 2016. No tienen de otra.
Si, como lo hicieron en los sexenios priistas, ahora le engordan el caldo al PAN, muy pronto serán, como el Partido del Trabajo y el MT, un satélite o apéndice del tricolor o del partido blanquiazul, carente de identidad política, como le ha sucedido al Verde Ecologista de México y está en vías de hacerlo igualmente el de Encuentro Social, el partido de los cristianos.
Para concluir, dos apreciaciones contradictorias o antagónicas. En tanto que el presidente Peña Nieto confía en que dará resultados positivos al término de su mandato, al que le faltan solo 18 meses, la OCDE augura que la economía mexicana habrá de enfrentar un entorno adverso, tanto interno como externo, en lo que resta a la actual administración.
La realidad es que, digan lo que digan las cifras y los indicadores oficiales, para las clases populares las cosas siguen igual o peor que siempre, los sueldos son tan miserables que no alcanzan para comer, mientras que la mayoría de los funcionarios del gobierno se enriquecen a costa del erario, sin que nadie les ponga un alto ni los meta a la cárcel.
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