Cuando estaba a punto de concluir su gestión como gobernador del estado, EGIDIO TORRE CANTU hizo una confidencia en corto con un grupo de periodistas: “Una de las cosas de las que me arrepiento es haber hecho encarcelar a OSCAR PEREZ INGUANZO”. Estaba, así, admitiendo lo que fue una infamia que causó daños irreparables.
OSCAR fue alcalde de Tampico en el trienio 2008=2010, previo paso por la gerencia de la COMAPA zona conurbada. Se decía que su ascenso era
producto de su amistad con el entonces gobernador EUGENIO HERNANDEZ FLORES, nexo bajo el cual también se amparaba un amigo común, JAVIER GIL ORTIZ.
La administración de PEREZ INGUANZO, que era nieto del entrañable ex=alcalde VICENTE INGUANZO SUAREZ, transcurrió sin sobresaltos y su figura pareció agigantarse políticamente al grado de que en el último año de su gestión empezó a hablarse de que él o JAVIER GIL, podrían obtener la candidatura del PRI a la gubernatura del estado. Eran los representantes del “sólido sur”
Pero finalmente la estafeta tricolor fue entregada al entonces diputado federal RODOLFO TORRE CANTU, quien poco antes de la elección de gobernador cayó abatido por las balas en la carretera de Ciudad Victoria al aeropuerto. La candidatura recayó, entonces, en el hermano del médico, el ingeniero EGIDIO, que ganó la gubernatura.
Simultáneamente, en Tampico era electa alcaldesa la maestra MAGDALENA PERAZA GUERRA respaldada por el Partido Acción Nacional, quien recibió el mando de OSCAR PEREZ INGUANZO, quien pasó a retiro sin que nada adverso ser percibiera en su futuro en esos momentos.
Pero ya había antecedentes de que algo desagradable le esperaba. Meses antes, el ex=gobernador TOMAS YARRINGTON, había hecho una inusual critica al todavía alcalde porteño calificándolo de pusilánime al tiempo que le advertía que no alcanzaba a comprender lo que le esperaba en el futuro.
Ese mensaje publicado en internet sigue sien do un enigma sobre lo que pasó entre ambos.
Al poco tiempo de su gestión municipal, la maestra denunció ante el congreso del estado una serie de inconsistencias que encontró en las cuentas de su antecesor, principalmente las relacionadas con la compra de luminarias para el alumbrado público.
Y allí empezó la persecución. El asunto fue llevado a las instancias judiciales desde las cuales se emitió orden de aprehensión que fue cumplida. OSCAR fue recluido en el penal de Altamira y a las primeras diligencias antes el Ministerio Público y el juzgado penal en Ciudad Madero, era llevado esposado en la plataforma de una camioneta.
Luego fue remitido al reclusorio de Ciudad Mante, donde fue objeto de toda clase de vejaciones, mismas que denunció luego en una conferencia de Prensa. Devuelto a Altamira, su salud se deterioró, por lo que sus defensores solicitaron y obtuvieron que se le internara en una institución médica desde donde encaró su proceso.
Finalmente, el juez penal de la causa determinó que no había elementos suficientes para fincarle responsabilidad por los delitos que se le atribuían y dictó sentencia absolutoria ordenando su total libertad. Simplemente no hubo, en opinión del juzgador, aquel uso indebido de una función pública de que se le acusaba. Pero quedaba la secuela de un trato generalmente reservado para los enemigos políticos.
Desde un principio se dijo que aquellos alardes de aspiración política que protagonizaron OSCAR y JAVIER GIL, molestaron sobremanera al grupo Victoria representado para entonces por los hermanos TORRE CANTU a lo que se habría agregado aquel vaticinio de YARRINGTON que por alguna razón le deseo lo peor a PEREZ INGUANZO, que a pesar de su absolución, quedó estigmatizado de por vida.
Ahora, años después, OSCAR presenta una demanda de tipo civil contra EGIDIO por los daños de tipo personal que le causó su enjuiciamiento. Pero en principio el recurso fue desechado por improcedente.
Este es un caso más en los que es difícil diferenciar una real responsabilidad de un ajuste de cuentas de tipo político. Pero el hecho de que EGIDIO TORRE CANTU haya mostrado arrepentimiento y reconocido que él ordenó enjuiciar al tampiqueño sugiere que, dada la atrocidad del trato, se trató de una infamia.
Por lo demás, si TORRE CANTU hubiera sido en verdad un defensor de la legalidad, hubiera puesto a disposición de la justicia a su secretario de Desarrollo Social, HOMERO DE LA GARZA TAMEZ quien tuvo que renunciar al ser acusado en Estados Unidos por lavado de dinero y recibir “moches” cuando fue director del ITAVU, hubiera ordenado una investigación sobre su antecesor, EUGENIO HERNANDEZ FLORES, igualmente acusado de delincuencia organizada
en el vecino país, o hubiera pugnado por que se esclareciera el asesinato de su hermano RODOLFO.
Cambiando de tema y a propósito de cobro de facturas políticas, el secretario del ayuntamiento de Ciudad Madero, JUAN TORRES SAENZ, finalmente fue suspendido en sus funciones para que le haga frente a un problema jurídico derivado de hechos ocurridos hace cinco años y que extrañamente fue reactivado.
Allegados a TORRES aseguran que todo se deriva de que este había exteriorizado sus intenciones de buscar la candidatura del PAN a la presidencia municipal, apoyado por su esposa que preside el comité municipal de ese partido y del hecho de que se negaba a firmar algunos documentos dentro de la administración municipal. Eso estaría reñido con otras aspiraciones.
Sea como fuere, Acción Nacional, como lo apuntamos en anterior colaboración, sufre una grave división en el municipio de Ciudad Madero que
podría abollarle la corona que ganó en la pasada elección.
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