*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016
Debido a las sospechas de espionaje contra periodistas, activistas sociales y defensores de derechos humanos, el supremo gobierno está metido en otro gran escándalo con repercusión internacional. La condena es unánime y desde luego significa una palada más a la tumba del tricolor que aquí entre nos, sostiene encarnizada guerra hacia el interior relacionada con la candidatura presidencial donde el blanco favorito es el secretario de Gobernación.
Sea como fuere, a estas alturas del partido el régimen federal sufre para salir del atolladero y “más pior” cuando su aceptación popular no rebasa el 20 por ciento. Y pue-que menos a medida que avanzan los días, las semanas y los meses.
El asunto es que la noticia del espionaje llegó como siempre del extranjero, ahora en las páginas del New York Times, y deje que la primera lista incluye a gentes del propio sistema a quienes no les cabe la indignación de saberse vigilados con todo y que en ocasiones son utilizados para golpear a los adversarios del poder, concretamente a MORENA y sus principales líderes y de preferencia a López Obrador.
Sucede con “analistas”, comentaristas, editorialistas y todos aquellos que disfrutan privilegiados espacios en los principales medios de comunicación y a lo mejor también en los respectivos presupuestos relacionados con la imagen oficial.
En este penoso caso de espionaje el supremo gobierno utiliza evasivas y hasta remite a los afectados a la PGR como si la dependencia fuera garantía para aclarar los hechos y juzgar a los responsables.
Usted dirá que una regla elemental del poder, incluso en los estados, es espiar a sus críticos y adversarios para actuar en consecuencia. Y tiene razón porque muchas y variadas son las evidencias pero como que a veces se les pasa la mano. Un ejemplo es el hijo de Carmen Aristegui, un menor que a su escasa edad ya es víctima de la furia institucional.
Quedamos en que el gobierno mexica está metido en enorme “bronca” y aunque recibe condena mundial ya encontrará manera de sacudirse la responsabilidad,
“entonces pa’ que juimos a la revolución” dirían quienes hacen de las instituciones su mejor servidumbre.
Diferente sería en otros países, recordéis que Nixon hubo de renunciar a la presidencia gringa tras descubrirse que espiaba al partido demócrata. ¿Y qué tal en Perú o Guatemala donde encarcelan a ex presidentes, o en Chile, Argentina y Brasil donde los juicios contra funcionarios importantes son comunes?.
En cambio aquí en nuestro México lindo y querido pueden desaparecer estudiantes, espiar y matar periodistas o activistas sociales, corromper la política y a sus protagonistas y no pasa nada, nadita de nada. Y ni modo que sea invento. “Pero hay un dios que todo lo ve y todo lo juzga”, como dijo aquel.
El tiro por la culata
Mientras tanto, durante la reunión de la OEA en Cancún el gobierno mexicano pasó de acusador a acusado. Resulta que la brava canciller venezolana Delcy Rodríguez, apremió a que los respectivos delegados demanden una investigación seria sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa sucedida hace ya tres años.
La funcionaria precisa que las autoridades de nuestro país debieran primero atender la problemática interna y después servir como “golpistas” de EU contra otros gobiernos, en referencia a la inseguridad, corrupción e impunidad que padecemos.
En este sentido el secretario Videgaray tuvo que simular que algo buscaba en el piso para esconder el rostro antes inflamado de orgullo cuando quiso quedar bien con el mentado Trump (por los millones de mentadas que recibe cada minuto). Buscaba algo en el piso digo, evadiendo en la forma acostumbrada los interrogatorios relacionados con el tema.
Por otra parte, la canciller Delcy feliz porque el golpe preparado desde Los Pinos contra Venezuela resultó un fracaso. Total, puras mortificaciones para el régimen tricolor.
Sucede que
En eso de la inseguridad los tamaulipecos ya no sabemos qué pensar o en quién creer. Apena salimos de una y entramos a otra. ¿Acaso tendrán que ver las fugas de centros de reclusión y las presuntas renuncias de funcionarios de nivel más o menos importante?. No falta quien asegure que son distractores cuyo objetivo es disminuir el enojo mayoritario debido la crítica situación que guarda el estado. A lo mejor, pudiera ser, quizá, tal vez, igual y si, es probable…uno nunca sabe.
Y hasta la próxima.