CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Con tan sólo ocho años de edad, Brithany Guadalupe Reynaga Álvarez entiende el gran esfuerzo que realizan sus padres al apoyarla a cumplir sueño, estudiar medicina y graduarse con honores.
“Quiero ser doctora para curar a los niños”, externó la pequeña.
Brithany terminó su tercer año en la Escuela Primaria Rodolfo Torre Cantú con excelencia académica, logró un promedio general de 9.9.
Sus padres, Silverio Reynaga Porras y Ana Guadalupe Álvarez Solano, trabajan intensamente todos los días para lograr darle lo mejor a su hija.
“Mi mamá cuando llega cansada del trabajo me ayuda con las tareas, mi papá también me revisa la tarea, ellos me motivan a que le eche muchas ganas para que pueda ser una gran persona porque ellos no lo pudieron hacer”, expresó.
A su corta edad comprende las pocas oportunidades con las que creció su padre, quien no terminó la primaria por falta de recursos económicos, pues eran 14 hermanos, vivían en un rancho y la escuela rural más cercana estaba a 30 kilómetros, se transportaban a caballo y la distancia no permitía que el profesor pudiera asistir todos los días.
Todo esto le ha ayudado a Brithany a valorar el esfuerzo tan grande de su familia, por un lado su padre viaja constantemente, es músico, toca el bajo eléctrico en Los Nacionales de Linares, su ingreso no es fijo, “como hay temporadas altas como las hay bajas”; por otro lado su mamá trabaja como cocinera en una cafetería, eso ha ayudado a mitigar un poco los gastos educativos, “nos organizamos bastante, agarramos un centavito y tratamos de estirarlo”.
“Ha sido una niña muy noble que nos responde, cuando le entregan diplomas o reconocimientos, nos dice ‘es una manera de demostrarles que les estoy respondiendo’ y la verdad es algo que me llena de satisfacción, una sensación aquí (tocando su pecho) por dentro que nos da una satisfacción enorme que en realidad cualquier esfuerzo que hagamos no se compara con lo que ella nos da”, compartió Silverio con lágrimas en los ojos.
El éxito de Brithany no es fortuito, en su rutina diaria implementa dos horas diarias a estudiar, primero hace sus tareas, luego repasa, lee, investiga, da un extra a lo que le piden en la escuela.
“Que le echen muchas ganas porque sus papás deben estar muy orgullosos de ellos, si ellos no lo hacen pues no van a poder terminar sus estudios”, aconseja Brithany a niños con bajas calificaciones.
Además de ser una destacada alumna, es sociable, desinhibida, amable, participativa, hace un año llegó a la escuela y se ha integrado a la perfección; “me gusta jugar a las llantas, correr, jugar en el avioncito y muchas cosas más, ando con mis amigas Alexa, Frida, Noelia, Fernanda, Xochitl y Nidia, me divierto bastante”.