Jesús González Macías, quien durante los últimos 15 años ha ejercido el control del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Tamaulipas, se encuentra metido en un tremendo lío, una bronca generada por él mismo, por sus mentiras constantes y reiteradas.
Hace más de un año, el todavía delegado federal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en el estado le prometió a Azahel Portillo Alejo, entonces regidor del ‘Tucán’ en Ciudad Madero, que sería el siguiente presidente estatal del partido.
La promesa, por supuesto, nunca la cumplió. Primero, le dijo que el cambio de la dirigencia se daría en octubre, una vez que el inútil (el adjetivo aquí es bien utilizado, no es ningún exceso para calificar al sujeto) Patricio King López dejara la diputación local.
Después, la fecha se pospuso para antes de concluir el 2016. Luego, la sucesión en la presidencia del PVEM se registraría en abril, pasando la Semana Santa. Posteriormente, en mayo o junio… Una mentira tras otra. Esa es la conducta persistente, en su vida política y en su vida privada, de Jesús González Macías.
El argumento esgrimido siempre rayó en la ridiculez: Tenía que darle una chamba a Patricio King López, un ‘junior’ que nunca aportó una iniciativa de ley, una propuesta en Comisiones, una labor de gestoría, mientras fue diputado local. Ni siquiera quiso rendir un informe legislativo final. Su labor en el Congreso del Estado fue nula. Acostumbrado a vivir a expensas del presupuesto, ahora quiere mantenerse a toda costa en la dirigencia estatal del Partido Verde.
Sin embargo, Jesús González Macías se topó con otro problema ocasionado por él mismo, una vez que se hizo bolas con sus propias intrigas: Humberto Rangel Vallejo, actual diputado local del PVEM, se negó a solicitar licencia y separarse del Congreso de Tamaulipas, tal como se lo exigió, una y otra vez, el todavía delegado federal de la Semarnat en la entidad.
Incluso, Jesús González Macías insultó, en ese entonces, vía telefónica, a Humberto Rangel Vallejo. El recordatorio maternal concluyó la llamada. Desesperado, el dueño durante década y media del Partido Verde reclamó, con una conducta autoritaria y antidemocrática, la posición en el Poder Legislativo. No se la dieron.
Quien se siente propietario del PVEM en el estado quería que el matamorense se separara de la diputación local a fin de otorgársela a su suplente, un joven de perfil nada brillante, que siempre pasa desapercibido, de nombre es Marcelino Cisneros Ramírez, que llegó a ser dirigente estatal de la organización partidista, pero que fue relevado desde los altos mandos nacionales.
Así fue como Patricio King López, quien presume que los sacos que usa no los compra en Liverpool, sino en tiendas de verdadera alcurnia (jajajaja -lo apodan ‘El Mirrey Chiquito’-), regresó a la presidencia del ‘Tucán’ en tierras tamaulipecas, cargo al que se aferra como si fuera la última quincena que vaya a cobrar en su gris vida política.
Una vez que Humberto Rangel Vallejo comenzó a dar resultados en el Congreso del Estado, su tarea política cobró relevancia y notoriedad. Eso le ha permitido construir, establecer y fortalecer relaciones de primer nivel en el escenario estatal y nacional, al interior y al exterior del Partido Verde.
Ese crecimiento político del diputado local verde puso nervioso a Jesús González Macías, temeroso de perder el control del partido, una organización que le ha dejado una enorme cantidad de beneficios (casas, carros, propiedades, viajes al extranjero).
Si el todavía delegado federal de la Semarnat hubiera actuado con sensatez e inteligencia, hubiera establecido una buena relación política con el diputado local del PVEM y, a través de él, avanzar en el contexto político estatal regido por la alternancia y los vientos del cambio.
Sin embargo, la inteligencia no es algo que distinga a Jesús González Macías y, en una vorágine que aún no se detiene, comenzó a cometer una serie de graves errores, equivocaciones que pueden desembocar en la pérdida de su hegemonía ejercida durante década y media.
En su desesperación, el funcionario federal ha insistido en propalar una mentira tras otra (eso incluye fotografías tomadas en el pasado) con tal de crear una realidad virtual, un efecto político virtual.
Por ejemplo, filtró una fantasía creada por él mismo: Armando López seria otra vez el candidato del PVEM a la presidencia municipal de Altamira. Una mentira vil, descarada, cínica. El priista no quiere saber nada de política electoral con el Partido Verde. Absolutamente nada.
Alguien que sabe de política de primer nivel, alguna vez comentó a EL KIOSKO una frase lapidaria sobre Jesús González Macías cuando Arturo Escobar, su ‘padrino’ y protector en ‘El Tucán’, salió por la puerta de atrás de la Secretaría de Gobernación: ‘González Macías no sabe ni dónde está parado’.
Esa es la realidad: El feudo construido por el todavía delegado federal de la Semarnat en el estado puede derrumbarse en cualquier momento, días antes de que inicie, de manera oficial, el proceso electoral rumbo a la contienda presidencial de 2018.
Y PARA CERRAR…
El grupo perredista al que pertenece la regidora porteña América Sandoval se apropió durante años del negocio de venta de medicinas al Ayuntamiento de Tampico.
Cuando Magdalena Peraza Guerra llegó por segunda ocasión a la presidencia municipal, ordenó terminar con esa ‘compra’ de medicamentos con precios ‘inflados’, la que, por cierto, ascendía a 2 millones de pesos mensuales.
Esa es una de las razones por las cuales el grupúsculo del sol azteca jaibo anda muy dolido y utiliza a la señora regidora que a duras penas concluyó la secundaria para declarar múltiples tonterías.