En su afán de seguir en la nómina, numerosos militantes del PRI de Tamaulipas que entraron en pánico a causa de la debacle electoral del 2016, no vieron otra mejor opción para salir de la inopia y continuar vigentes políticamente que emigrar a MORENA.
Pensaron, quizá, que los militantes del Movimiento Regeneración Nacional, además de recibirlos con fanfarrias y de tributarles una fastuosa bienvenida por sumarse al proyecto alternativo de nación que enarbola Andrés Manuel López Obrador, automáticamente los postularían como candidatos a alcalde y diputados federales, pero se equivocaron.
Los jerarcas de AMLO les abrieron las puertas de la organización pero les advirtieron que si estaban interesados en defender la camiseta morenista en los futuros procesos electorales tendrían que hacer méritos y que solamente aquellos que no tienen cola que les pisen podrían tener éxito a futuro en sus aspiraciones.
Tardíamente se dieron cuenta de que habían realizado un salto al vacío y que habría sido mil veces más sensato permanecer en el Revolucionario Institucional y esperar a que el instituto recuperara los espacios perdidos que abandonarlo, ya que ahora los emigrantes son considerados traidores por los priistas y convenencieros y arribistas por los militantes del partido del Peje.
Algunos ingenuos como le ex alcalde de Madero, Erasmo González Robledo, creyeron en las promesas que dicen que le habría hecho Úrsula Mojica Obrador, que le conseguiría la candidatura de presidente municipal, que la activista no está en condiciones de cumplir porque las postulaciones las resolverán los 77 integrantes del Consejo Político Estatal y la desubicada prima del AMLO no tiene el voto de ninguno de ellos.
En situación similar se encuentran el ex dirigente de la Sección 1 del sindicato petrolero, Jesús Suárez Mata, y otros ex del PRI de la urbe petrolera, así como de Tampico y Altamira, en el caso de este último, el iluso Armando Martínez Manríquez, quien, al igual que Erasmo, pensó que con la ayuda del coordinador de Morena en el norte del Estado, Héctor “El Guasón” Garza, podría pelear el año entrante la reelección a la alcaldesa Alma Laura Amparan Cruz.
El único o uno de los pocos ex miembros del tricolor que aparentemente están en posibilidades de lograr el visto bueno para buscar un escaño del Senado de la República en la contienda del 2018 con las siglas del partido político de Andrés Manuel López Obrador es Américo Villarreal Anaya, hijo del ex gobernador Américo Villarreal Guerra.
Los demás, Javier Villarreal Terán y Eduardo Gattas, entre la media docena de priistas distinguidos que optaron por abandonar al ex invencible, todo indica que se van a quedar chiflando en la loma y no sería extraño que a la vuelta de los meses anduvieran suplicando que los dejen regresar al ex partido oficial.
En las filas del Verde Ecologista del Estado, mientras tanto, sigue sin vislumbrarse con claridad cuál de los grupos que forcejean por el control del partido político impondrá al próximo dirigente estatal, si el que capitanea el diputado Humberto Rangel Vallejo o el encabezado por Jesús González Macías.
Si el ganador es el nativo de Matamoros, el legislador tendría garantizado el cargo de poder tras el trono del PVE de la entidad durante el sexenio del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, si pierde, entonces el que manda en Tamaulipas seguramente le abriría un espacio en el equipo administrativo, igual que al ex regidor Azael Portillo Alejo, actual aspirante al puesto de Patricio King López.
Como parte de las negociaciones y el reparto de posiciones que están en juego en la actual lucha por la dirección del Partido del Tucán, se crearía, asimismo, el sindicato estatal de trabajadores municipales del Estado y la Secretaría General del gremio se adjudicaría al líder del SUTSHA, Andrés Portillo Villegas.
Por el contrario, si el grupo perdedor es el del delegado de la Semarnat, entonces González Macías sería invitado a ocupar alguna cartera del Comité Ejecutivo Nacional o del gobierno federal, si ganan, por supuesto, el PRI o el PAN, la presidencia de la República, porque si el triunfador fuese López Obrador, ambos pasarían a engrosar las listas de los damnificados políticos y a comprobar lo que se siente vivir fuera del presupuesto.
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