Eso a lo que el PRI de Tamaulipas llama proceso democrático, con todo y piso parejo, para la elección de su nuevo dirigente y que en realidad es una ‘simulación’ va en marcha conforme al libreto, ayer echaron a seis de los mueve que se anotaron, ninguna novedad.
Así es mis queridos boes, tan ‘real’ es el proceso interno del PRI que antes de que se registraran los nueve aspirantes ya se sabía que sólo tres iban a ser aprobados y hasta sus nombres como ayer se confirmó: Sergio Guajardo Maldonado, Óscar Luebbert Gutiérrez y Alejandro Guevara Cobos.
Fuera de la posibilidad de seguir en el ‘juego’ quedaron: Roberto González Barba, Juan Alonso Camarillo, Luis Enrique Arreola Vidal, Miguel Manzur, Emiliano Cruz Mireles y Enrique Terán.
Como si se tratara de actores secundarios, el PRI que encabeza (liderar es otra cosa) Aída Zulema Flores Peña, los saca de la jugada
Lucino Cervantes Durán, cómo el director de escena, con nombramiento de presidente del Órgano Auxiliar de la Comisión Nacional de Procesos Internos, fue muy claro ayer: seis de los nueve expedientes no cumplieron con lo que marca la convocatoria y por eso en su dictamen están fuera.
“Este predictamen, será remitido a la Comisión Nacional de Procesos Internos con cada carpeta, y ellos serán quienes aprueben o modifiquen este resultado el próximo viernes 18 de agosto”, atajó ayer Lucino.
Pero insisto, desde el lunes ya se publicaba que para el miércoles quedarían tres, los tres que quedaron, que a los otros les iban a buscar el mínimo detalle para echarlos del proceso ‘democrático’.
Pero seamos serios, sensatos y cuestionemos ¿cómo alguien como Roberto González Barba con cinco décadas de militancia en el PRI, con casi todos los cargos partidistas posibles en su currículum y Juan Alonso Camarillo con menos años que el tampiqueño, pero con todas las tablas, colmillo, cargos internos y externos y la experiencia de un notario destacado, no presentaron el expediente completo, como lo argumenta Lucino Cervantes?.
Claro que es sospechoso, claro que la exclusión bajo ese argumento consolida la hipótesis de que en el PRI se fragua una simulación para imponer a alguno de los tres que sí fueron palomeados por Lucino, Aída y compañía. ¿Los tres cumplieron con los requisitos?, a cabalidad, aseguró Lucino, pese a que desde el día del registro se filtró que por ejemplo Guevara Cobos no llevó una sola firma de apoyo de consejeros y que tampoco estaba al corriente con las cuotas partidistas, mismo caso de Sergio Guajardo.
Y entonces me pregunto: ¿Se dejarán Roberto González Barba y Juan Alonso Camarillo tratar con la punta del pie como lo hicieron sus dirigentes estatales?, ¿o será que su expulsión temprana de la elección formaba parte del libreto y ellos aceptaron el juego?.
Ayer coincidí con uno de los ‘cepillados’ y lo vi bien tranquilo, porque aunque aún no se daba el famoso predictamen que lo dejaría fuera, ya sabía de antemano que iba a ocurrir y lo había digerido días antes.
Es, en pocas palabras, un proceso de selección de la dirigencia estatal priista todo un cochinero, un proceso tan desaseado que manda señales equivocadas a los militantes que por años se quejaron de dados cargados, falta de piso parejo pues.
Pero mientras el pestilente juego sigue, todo mundo en el PRI de Tamaulipas se pregunta: ¿Dónde está el delegado especial José Murat Cassab que se
supone venía a poner orden en el partido, porque en tierras cuerudas nadie lo ha visto?.
La versión que más se remite al respecto es que el ex gobernador cacique de Oaxaca ya lo había advertido, de que si no había acuerdo para candidato de unidad se iba a desaparecer y así pasó.
Dicen que Murat no está dispuesto a desgatarse en un proceso al que hay que meterle coco y negociación para resolverlo y mejor se quedó en la CdMx.
Habrá que ver si vuelve para el día de la supuesta elección, porque es muy posible que haga falta un réferi que declare ganador y apacigüe a los que van a quedar inconformes.
¿Se imaginan a Guevara Cobos aceptando que los dados cargados le dejen fuera de la contienda y levantándole la mano a Sergio Guajardo o a Óscar Luebbert?.
Peor aún ¿Se imagina a Luebbert felicitando a Guajardo Maldonado ante un descontón político de los egidistas que aún siguen apoderados del PRI, cuando por sus aspiraciones le han tupido en la prensa local y nacional?.
Les había dicho que eso se va a poner bueno, sólo que a unos días de que termine la novela yo no he podido adivinar quién de los tres protagonistas va a ser el del final feliz.
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