MATAMOROS, Tamaulipas.- Es difícil explicar situaciones cuando el tiempo transcurrido es tal vez incalculable, mucho más cuando de niño se debe marchar lejos de su casa y de su familia. Pero la virtud, la consigna y el objetivo de aquel pequeño fueron como la brújula que le marcó su destino.
Don Horacio García dice convencido que aquel niño que salió alguna vez de Palo Solo para llegar a Matamoros “no ha perdido el rumbo, ha tenido siempre sus pies sobre la tierra”.
Es apenas un ‘pedacito’ de la historia del dueño de Gavilanes F.C., el segundo de siete hermanos y que a sus 8 años, de bolero tomó la calle por su cuenta para juntar sus primeras monedas.
“Vine a Matamoros por mi madre. Ella quería que estudiara pero no había dinero, llegué a la casa de la tía Chuy”, recuerda y esboza una sonrisa como si se resistiera a reconocer el tiempo transcurrido. Completa el relato de la travesía señalando que dormía en el piso en una cobija de piel de oveja hecha por doña Lupita (su mamá) que le servía de colchón “porque dormía en el piso y con lo que quedaba medio me tapaba”.
Es importante resaltar la vida de personas exitosas como Don Horacio que hoy se encuentra en la cumbre después de haber superado el trasplante de hígado hace tres años, que por su complejidad puso en riesgo su vida.
Para llegar a manejar sus negocios y ser hoy el centro de atención en el mundo del fútbol no se puede improvisar, por eso cobra vigor su propia frase al decir que ‘no perdió el rumbo’.
Sentado como un cliente más en su propio restaurante, responde en un mano a mano como cuando practicaba boxeo porque “también entrené en el ring cuando era joven, jugué al fútbol pero en el llano, me gusta el deporte”, acota en el improvisado encuentro.
Don Horacio salía de la escuela primaria al mediodía pero casi no volvía a la casa de la tía Chuy. Subía al tren toda la tarde para bolear y juntar sus monedas.
“Había veces que sí regresaba a la casa pero yo me hacía mi comida. Iba al molino, compraba el nixtamal y hacía las tortillas, preparaba unos tomatitos con papitas y huevos -hace una pausa como si buscara otros ingredientes y completa- sal, pimienta y comino”.
La vida de la calle no es fácil, y menos para un niño. Si lo sorprendía la noche Horacio tenía que esconderse de la ‘Tiricia’, un vagabundo mucho más grande que se ganaba la vida a costa de los pequeños boleros y vendedores ambulantes.
“Muchas veces me tuve que quedar a dormir escondido en los vagones del tren. Como éramos chicos la ‘Tiricia’ nos quitaba todo lo que juntábamos y de noche nadie nos podía salvar”.
Ya en la casa de su tía donde vivió su primera etapa en Matamoros, contaba ansioso las monedas una y otra vez al final de la jornada. Amparado en el silencio y la oscuridad de la noche volvía a hacer ‘el corte de caja’ para guardarlas como un tesoro en un costalito, su improvisada alcancía.
“Tenía que esconder bien las moneditas porque eso a fin de semana se lo llevaba a mi madre para el mandado, para ayudar a la familia”.
Ha pasado mucho de eso, demasiado, pero Horacio García lo tiene siempre presente y ha sido su memoria, su tesón, su arma principal que lo hizo no claudicar en su lucha por conseguir el sueño, entre ellos, un equipo profesional y el estadio, el gigante que hoy se viste de colores, con el pasto sintético y las butacas, para cambiar la imagen gris de la mole de cemento de sus principios.
¿Cómo vive don Horacio García este momento previo al debut del equipo en la Liga Premier y el estreno del estadio?
“Bien presionado pero con el deseo de seguir adelante y de cumplir la promesa que yo le hice a Matamoros, a los amigos, a la gente y a la afición del equipo Gavilanes”.
Don Horacio siempre dice que le quiere devolver a Matamoros algo de lo que le dio…
“Ya estoy cumpliendo y ahora quiero que mis amigos y la afición me cumplan a mí en que me vayan a ver lo que les prometí.
Gente con mucha autoridad para opinar como Francisco ‘Panchillo’ Cervantes, ex jugador profesional y actual entrenador de Tercera División de Gavilanes sintetizó alguna vez a este proyecto: “Tan firme y sólido como la construcción de un estadio”.
En tanto José Vázquez, presidente de la Liga Premier, lo plasmó en un sentido más poético: “Don Horacio tuvo un sueño y empezó a cristalizarlo y empezó a construir un equipo y luego el estadio que le llevó varios años. Todas las cosas importantes comienzan como un sueño, y hoy es una realidad”.
El sueño; Estadio de Primera
Los primeros trabajos para la construcción del Estadio Hogar (Horacio García) comenzaron el 5 de noviembre del 2011 cuando metieron maquinaria pesada para desmontar las casi 11 hectáreas que abarca el proyecto que además incluirá un parque para realizar actividades deportivas. La inversión aproximada hasta el momento es de 600 millones de pesos.
Se ubica en el sector sureste de la ciudad de Matamoros, detrás de la colonia Lomas de San Juan y una vez concluido en su totalidad el estadio podría albergar entre 36 y 38 mil aficionados.
En principio la cancha fue de pasto natural en el que se jugó por primera vez el 14 de enero de este año (2017) cuando se enfrentaron Gavilanes y Bucaneros de Matamoros de la Tercera División y el triunfo fue 3-2 para los de casa. Edson ‘La Bacha’ Esquivel marcó el primer gol oficial.
El pasto sintético y las butacas tienen certificación de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA) por lo que el Hogar podría ser escenario de juegos internacionales.