CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- A 60 años de distancia, las imágenes de la gran tragedia que azotó al sur de Tamaulipas reviven.
Todavía hay quienes recuerdan el sonido de su techo desprendiéndose, el crujir de la madera y las almas pérdidas…
Tampico casi desaparecía en la madrugada del 19 de septiembre de 1955, acostumbrados a la lluvia y el constante latigazo de los vientos, un boletín más de
alerta era otro pronóstico que podría perderse en unas cuantas horas.
Nadie imaginaba que lo peor estaba por venir, pues las ráfagas de viento de 180 kilómetros por hora le pintaban como un peligroso meteoro con un diámetro de 22 millas.
La zona industrial estaba ya paralizada; ciudad Mante y Xicoténcatl estaban prevenidos para resguardar la maquinaria en los ingenios.
Manuel Ravizé, era el alcalde en el puerto y no dejaba de apoyar a los necesitados…
El conflicto era internacional al día siguiente.
“Se calcula más de 12 mil personas que hubieran muerto en aquella época, más de 45 mil damnificados. Fue un fenómeno de mucha trascendencia en cuanto a la consecuencia de todos los fenómenos que ocurrieron, fue como la tormenta perfecta.
Si tuviéramos algo actualmente tendríamos un impacto mucho mayor por la población, espacios habitados”, dice el cronista de Tampico, Marco Flores.
En medio de aquella inundación hubo un ojo periodístico que captó la histórica imagen bautizada como “La Ola”: se trata del fotógrafo Juan Nava Baltiérrez, quien vivía en aquel 1955 a 80 metros de la laguna El Carpintero en la colonia Mainero.
“Tenía como dos meses lloviendo continuamente al grado que mi familia como todas las familias en la colonia Mainero vivíamos en casas de madera. La nuestra estaba a 80 metros de la laguna y tenía una altura de un metro.
Las casas más cercanas a la laguna tenían hasta 1.20 ó 1.50 de altura, entonces el ciclón Hilda, fue tan fuerte que destruyó todas las casas que había en esa colonia y por estar cerca de la laguna El Carpintero.
Todas se fueron en el agua y todo se perdió. No se pudo recuperar nada. Yo tenía 20 años, éramos ocho hermanos y mi madre. Esa vez nos habíamos quedado en casa tres hermanos y yo.
Mi madre se había salido horas antes durante el día a la parada Laguna donde se paraban los tranvías.
Ella llegó ahí con una comadre y se protegió con mis hermanos menores. Mis hermanos y yo que nos quedamos en casa procuramos dormir un rato, pero a la 1:30 o dos de la madrugada, entró el ciclón y pensé inmediatamente como nos saldríamos de la casa, porque además enfrente y a los lados de la casa ya no existía nada.
Yo no lo pensé dos veces abrí la puerta y entró bastante agua. hubo muchos problemas para salir por la gran cantidad de láminas y palos que pasaban de las casas destrozadas. La casa se iba inclinando hacia mi lado derecho.
Ya sentía en los pies y me sujeté de un barrote en el techo, pero gracias a Dios en la puerta se atravesó un tablón de unos seis metros de largo, por 15 centímetros de grueso.
“Eso fue como una lancha que se acercó y así logré sacar a tres de mis hermanos”, narra don Juan Nava Baltiérrez, el hombre que más tarde llegaría por su oficio y por la imagen de la tragedia a ser el fotógrafo de nueve gobernadores en Tamaulipas.
Esa noche don Juan actuaban como el mayor de la familia y diez días más tarde ocupó ese lugar para siempre, pues su hermano mayor falleció tras las heridas que causaron las láminas y los clavos en sus pies.
“La ola”, foto icónica de la tragedia de Hilda
Su lente captó la gravedad de las inundaciones
Su legado
Falleció Juan Nava Baltiérrez, extraordinario fotógrafo tamaulipeco cuya cámara capturó momentos cruciales de la historia de Tamaulipas durante la segunda mitad del siglo XX y lo que ha transcurrido del siglo XXI.
Originario de Tampico, inició su carrera en los medios impresos del puerto en la década de los cincuenta. Durante el sexenio de Norberto Treviño Zapata se incorporó al staff de prensa del Gobierno del Estado y en el desempeño de esta función recorrió toda la geografía tamaulipeca.
Nava Baltiérrez recogió los más crudos testimonios del impacto del ciclón Hilda que devastó la Zona Sur del Estado en 1955 y sus fotografías fueron reproducidas por la prensa más importante del planeta, entre ellas la legendaria revista Life y The New York Times.
Sus archivos fotográficos constituyen un valioso testimonio de la vida pública tamaulipeca durante más de seis décadas.
Se sabía que desde hace semanas su salud decayó a pesar de una fortaleza física que le permitió andar de un lado a otro del Estado hasta sus últimos días.
Su legado fotográfico cubre una etapa fundamental de la historia del Estado. Ojalá sea rescatado y revalorado.
Descanse en paz Juan Nava. En Expreso se le guardo siempre respeto y un particular afecto y se comparte el dolor que ahora embarga a su familia. Nuestro más sentido pésame.