MÉXICO. Son innumerables las clínicas con el supuesto poder de conversión anti-gay, que buscan transformar a una persona y hacer que mágicamente cambie tanto de identidad de género como de preferencia sexual.
En ellas se proporcionan píldoras que dicen, funciona para encajar en una identidad: la heterosexual. Y, de acuerdo con este caso, algunos de los efectos colaterales son sentirse obligado a actuar como realmente no quieres.
“Camina como hombre, canta como hombre, no llores, no juegues con muñecas, no muevas las manos así, etc.”.
Ello, porque logra que quien la tome se sienta avergonzado de ser como es y niegue cualquier tipo de pulsión de homosexualidad, lo que lo obliga a esconderse, a negarse a sí mismo. Esa píldora es la homofobia.
“Comenzó entonces un largo viaje de soledad, aislamiento y autodestrucción porque de alguna forma asimilé que tenía que aniquilar todo lo que sentía y era, aunque llorara sin parar. Me quería morir”.
De acuerdo con este caso, el verdadero reto es salir de un supuesto armario en el que la sociedad encierra a la comunidad LGBTI y poner límites ante cualquier expresión de intolerancia para poder defender su derecho a ser.
Con información de Huffington Post.