Tal vez sea la primera ocasión en que durante este sexenio haya estado de acuerdo con Enrique Peña Nieto, el todavía presidente de la República, pero a pesar de ello, sus declaraciones sobre el perfil del que debe ser candidato del PRI a sucederlo en el 2018 permite darle una repasada, porque raya entre lo hilarante y lo cínico.
Así es mis queridos boes, el primer priísta del país (es como los tricolores le montan), ese que no tiene no seis puntos de aprobación sobre su gobierno, el que según las encuestas va a dejar a su partido en el tercer lugar el año que entra, tiene la osadía de dar consejos electorales y dictar clases de moral; a los suyos claro.
Estas son las dos cualidades indispensables que tiene que tener el candidato del PRI del 2018: “que sea alguien que tenga una visión clara del México que quiere construir y al que quiera aportar, que haya claridad en la visión de hacia dónde va México y cómo debe caminar y avanzar para llegar a mejores condiciones”, y además que tenga “una trayectoria honesta, limpia, de reconocimiento y de prestigio, porque creo que eso hará que el PRI tenga un candidato altamente competitivo”.
¿Cómo quién? habría que preguntarle al presidente, ¿cómo él?, o tal vez nos quiera dar un consejo para que el país no se vuelva a equivocar y se vote por alguien como él.
Porque cuando habla de que quien busque sucederlo debe tener una visión clara del país, hacia dónde y cómo debe caminar, pero su estrategia aquella de “Mover a México” nos tiene al borde del precipicio, con los precios más altos de la historia en las gasolinas y electricidad, con la violencia desbordada en buena parte del país.
Dice, además, que quien sea el candidato debe ser honesto, claro que vuelve a decir que el próximo presidente no debe ser como él, que quedó señalado por el tema de la ‘Casa Blanca’ de su esposa y la de Luis Videgaray en Malinalco y más recientemente por las aportaciones de la petrolera Odebrecht que ahora sabemos le entregó millones al ex director de Pemex y que incluso podrían haber ido a parar a su campaña.
Hoy ninguno de esos escándalos ha resultado en detenidos, castigados, inhabilitados o al menos amonestados públicamente, cuando en cualquier país medianamente desarrollado hubiese causado la caída de secretarios e incluso del propio presidente.
En la entrevista que publicaron varios medios nacionales incluso se dejó caer contra lo que el llama populismo y lo dijo así: “soluciones muy fáciles, prácticamente salidas falsas a los problemas y necesidades que tiene un país (…) Creo que son puertas fáciles, pero engañosas y que pueden condenarnos a un retroceso más que a un avance”.
Lo dice quien hace seis años aseguraba que él y los suyos si sabían gobernar, quien nos insistía en que tenía la estrategia y la inteligencia para acabar con la inseguridad y resultó que el número de ejecuciones, balaceras, secuestros, extorsiones, robo de autos, asaltos y demás se fueron por las nubes en su gobierno.
Obviamente le faltó decir que el candidato del PRI tendría que ser alguien culto (que si haya leído por lo menos tres libros), que no tenga que depender del Teleprompter para dar un discurso sin equivocarse.
Un candidato que se sepa al menos las capitales de los estados que piensa gobernar y no crea que Boca del Río es la capital de Veracruz y que sepa que
León y Lagos de Moreno son municipios y no estados.
Que sepa pronunciar y entienda la palabra epidemiólogos, que tenga bien claro que es el IFAI y lo que sus siglas significan.
También le faltó decir que el candidato tendría que tener un dominio de al menos el idioma inglés, porque la relación con los gringos y Canadá es prioritaria y porque de no ser así irremediable le tocaría hacer el ridículo como lo ha hecho no en pocas ocasiones.
Y por último debió decirles que no le pidieran opinión para elegir a su candidato, porque si les impone uno, capaz que les recetará uno como los de su gabinete, que tiene puros expertos en anunciar tragedias económicas, en fabricar pobres y en ocultar las realidades que les gritan en su cara que han fracasado.
En síntesis, lo que Peña Nieto quiso decir, es que el PRI tiene que tener un candidato que sea completamente opuesto a él, porque sino, no habrá la más mínima posibilidad siquiera de dar la pelea en el 2018.
¿Qué hubiera pasado?
¿Se imaginan que Harvey hubiera tocado la costa del Golfo de México pero en el extremo sur de Tamaulipas, ahí en Tampico-Madero-Altamira con la misma furia y cantidad de agua que descargó en Houston?
¿Cuántos nos hubiéramos muerto?, porque más allá de la tontería esa de que los extraterrestres cuidan de la zona, la realidad es que las advertencias de que el cordón litoral está dañado y nadie le quiere meter los millones que hacen falta son un mensaje a tiempo… ¿quién va a cargar con la responsabilidad de esa tragedia que tarde o temprano llegará?.
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