MÉXICO. No era un cuento de Juan Rulfo y sin embargo la imagen parecía surgida de su pluma: unos 800 pobladores caminaba como en procesión, llenando de murmullos los caminos vecinales de la congregación de Santa Ana. Iban en éxodo huyendo de un tsunami que no llegó.
Cerca de la localidad de Palma Sola, en la zona norte de Veracruz, se ubica este pueblo de pescadores que fueron alertados por la redes sociales, de la posibilidad de un tsunami en el Golfo de México, como consecuencia del sismo de 8.4 grados que se sintió en gran parte del país la noche de este jueves.
“El mar se metió 40 metros” decían los mensajes que se replicaban sin cesar en los teléfonos móviles con aplicación de whatsapp, incluso aquí, una población rural de no más de mil habitantes.
El pánico se apoderó de la gente, cuya reacción primaria fue huir, poner tierra de por medio ante la pérdida del mar y así lo hicieron; a la 1 de la mañana emprendieron la marcha ordenadamente, apoyados con velas, lámparas de mano y sin el auxilio de ninguna autoridad.
El rumor creciente tomó por sorpresa a los moradores de la congregación vecina La Defensa, quienes vieron llegar de manera repentina a todo un pueblo que no se detuvo a verificar que el mar seguía ahí, yendo y viniendo como todas las noches.
Abrieron la iglesia, habilitaron la cancha municipal y ofrecieron sus casas para recibirlos. Aquí en La Defensa albergaron a unas 300 personas, los demás siguieron caminando, más arriba, a las congregaciones de La Loma y Altamirano.
Sacaron el café, y en otras casas donde asilaron a familiares se armó el jolgorio, como sucedió en el cuento “El Día del Derrumbe” de Juan Rulfo.
“Al contrario, el mar salió, ahí están las marcas de que avanzó más afuera de la playa pero la gente no lo vio, no verificó, corrieron para el otro lado cuando leyeron las redes”, explicaron autoridades de Protección Civil municipal a la mañana siguiente.
Y en efecto, mensajes redactados a cientos de kilómetros de aquí empujaron a la gente fuera de sus casas, gente que no se detuvo a mirar a sus espaldas para confirmar que el mar estaba en el mismo lugar.
“Al menos les sirvió como un simulacro”, dicen en tono optimista las mismas autoridades.
Con información de Los Editores.