Vivimos la zozobra, la preocupación por los estados de nuestro país ante las inclemencias del tiempo, el arribo de los ciclones en costas mexicanas, la secuela de otros poderosos que ya irradian las costas de los Estados Unidos y que hoy, son una terrible amenaza a la Florida.
El supersismo de la noche del jueves fue tremendo y abarcó a la Ciudad de Mexico, Chiapas y Oaxaca. Estamos ante los flagelos más impresionantes de las dos primeras décadas del Siglo XXI.
El temor de una guerra regional con Korea del Norte que puede arrastrar a toda la humanidad.
Los terremotos políticos se avecinan, los temores se asocian al desamparo social, los temblores están a flor de tierra, los políticos a flor de piel.
¿Qué podemos esperar del enojo de Dios por lo mal que obramos la tierra?
Que Dios nos agarre confesados. La historia del mundo real está por escribirse en un panorama incierto de tragedias, donde México está inserto.