Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el primer Gobernador no priista de Tamaulipas cumplió 50 años ayer, en las fotos que circularon por las redes sociales se le veía feliz con su familia y su equipo de trabajo, en la víspera, durante la noche de Grito de Independencia se le notó pleno, echado para adelante y de muy buen humor.
Así es mis queridos boes, la partida del pastel fue en el rancho de su familia allá en el Municipio de Soto La Marina, hasta donde llegaron sus consanguíneos y el gabinete, que aprovechando el domingo lo hicieron ‘de civiles’; es decir, sin las camisas oficiales con logotipos, más bien relajados y en calidad de amigos del festejado.
Pero ¿cuáles serán las razones para que el gobernador ande feliz y contento, como se le vio desde la noche del grito en Palacio?
Podríamos aventurarnos a enlistar las causas del buen humor de Cabeza de Vaca, porque hay motivos evidentes para sentirse a todo dar, a unos días de que cumpla su primer año al frente del Gobierno de Tamaulipas.
En principio podríamos anotar que no son pocos los que han notado los avances que en materia de seguridad ha conseguido su administración, sobre todo en las últimas semanas.
El primer paso fue el plan Reynosa, en el que el gabinete en pleno intervino en ese municipio, con un diagnóstico levantado por meses y con acciones directas a las zonas más afectadas por la inseguridad.
Allá, por iniciativa del Gobernador se le pegó a los grupos delincuenciales directamente en sus fuentes de financiamiento: casinos, taxis ilegales y giros negros.
Al mismo tiempo llegó la maquinaria gubernamental con acciones, no solo con discurso, a aplicar acciones de mejora en infraestructura urbana, recuperación de espacios y del tejido social.
Reynosa ha dejado de ser la entrada de los noticieros nacionales todos los días, como lo fue por meses. Ojo no está resuelto el problema, pero hay avances que se tienen que reconocer.
El plan en Reynosa, ya se alista para aplicarse en otras regiones donde, aunque con menos bronca que en esa frontera, también hace falta.
Otra razón para que Cabeza de Vaca esté de excelente humor debe ser el tema de la Policía Auxiliar de Caminos, que en una semana de operación ha dejado un buen sabor de VICs entre quienes recorren las carreteras del estado.
Testimonios de su presencia en las carreteras y del auxilio prestado a los ciudadanos le han merecido muchos aplausos a la gestión cabecista. Obvio como en lo de Reynosa tampoco se puede decir que no va a volver a pasar nada en las carreteras, pero quienes usamos esas vías de comunicación de manera cotidiana percibimos que el gobierno tiene el interés de cuidarnos.
Una tercera razón para haber disfrutado el cumpleaños cincuenta, podría ser el tema del refinanciamiento de la enorme deuda que le heredaron Eugenio Hernández y Egidio Torre a Cabeza de Vaca.
Y es que casi por unanimidad en el Congreso local que lidera Carlos García, le autorizó a la administración estatal contratar un crédito con el que se pagará buena parte de los anteriores y lograr mejores condiciones financieras en estos años, porque solo de intereses, los ex’s le habían endilgado a Tamaulipas el pago anual de 1 mil millones de pesos.
Con la aprobación, insisto casi unánime que debe atribuirse al diputado matamorense, la administración de Cabeza de Vaca tendrá la oportunidad de aplicar esos recursos a obra pública y programas sociales, por ejemplo.
Pero como sino fuera suficiente, Cabeza de Vaca transitó la noche del Grito de Independencia como no lo hicieran sus dos predecesores: saldo blanco, fiesta en todo el Estado.
En suma, poco a poco, en menos de un año, esta administración ha comenzado a dar resultados en el tema de temas: el de la seguridad, se ha subsanado el boquete financiero que le dejaron al panista y el tema político no le pinta nada mal.
Por eso ayer en las fotos se veía feliz, por eso la noche del viernes lucía optimista, supongo que más cuando tras dar el grito se llevó la ovación de los que abarrotaron la plaza frente al palacio y luego los convidados de adentro que repitieron el aplauso espontáneo. Sería iluso pensar que a todos les cae bien que al Gobernador le comience a ir bien y esté contento, porque sin que sea lo correcto, es normal que haya quienes no hayan superado las derrotas de la campaña del 2016. Por eso el viernes había críticas tan infantiles como las que se dieron de algunos militantes tricolores que cuestionaban hasta el papel picado con que se adornó el interior del Palacio solo porque tenía más colores y no sólo el verde, blanco y rojo.
Lo deseable, insisto, es que todos le deseemos éxito a Cabeza de Vaca en su gobierno, porque eso además de ponerlo feliz a él, le garantiza progreso, estabilidad y seguridad a nuestro estado.
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