La sociedad mexicana ha tenido varias oportunidades de dar el gran brinco, pero en todas se ha quedado a medias, por apatía, por falta de cultura, por conformismo o sabrá Dios qué, hoy en el contexto de los terremotos que han sacudido al país, física y anímicamente, estamos ante una nueva chance del despertar de una vez por todas, de hecho hay signos que indican que la tragedia avisora un parteaguas en el país.
Así es mis queridos boes, por primera vez en esta ensangrentada nación, las redes sociales han pasado de la amenaza, la exigencia en bits, que antes no daba más que para la anécdota, a logros tangibles.
Me refiero a la renuncia a millones de pesos a la que los partidos políticos se han comprometido y a partir de este día comenzarán a oficializar, para destinarlos a la reconstrucción de miles de hogares destruidos o dañados por los sismos.
Impensable hasta antes de la semana pasada, porque los partidos eran todo, menos entes solidarios con las desgracias de los más pobres, de los afligidos, de más víctimas de cualquier desastre, porque para ellos un ciudadano con credencial para votar ha sido solo un instrumento para hacerse de miles de millones de pesos en prerrogativas que han enriquecido a la aristocracia política por décadas.
Pero ahí estaban las redes sociales, esas que en el pasado muy reciente servían solo para la burla y el consumo de contenido basura, a las que la magnitud de la tragedia las hizo por primera vez reaccionar de manera responsable, seria, firme y avasalladora.
La iniciativa vino por muchos lados: que el INE dejara sin dinero para las campañas a los partidos y este se redireccionara a la reconstrucción.
Imposible, insensato, ilegal, no hay tiempo y otros pretextos gritó la mayoría de los partidos y el propio Instituto Nacional Electoral, pero la exigencia se viralizó y entonces comenzaron a matizar la negativa a apoyar en la tragedia.
Andrés Manuel López Obrador con todo y su populismo ofreció el 20 por ciento de los recursos de MORENA, el PRI le salió al paso y pidió formalmente que le descontaran el 25 por ciento; es decir, 258 millones de pesos.
No esperaban que el Frente Amplio Ciudadano que conforman el PAN, PRD y MC mejoraran la puja, pues los dos primeros ofrecieron el 50 por ciento de los recursos y el naranja el 100 por ciento, aunque este último tiene mucho menos lana.
Sí, estamos hablando de que más de mil millones de pesos de los que se ‘tiraban a la basura’ porque eran usados para pendones, espectaculares, spots de radio y televisión, lonches y por supuesto compra de votos de manera ilegal, podrán ser usados por primera vez para algo positivo: la reconstrucción de miles de hogares de familias que lo perdieron todo.
¿Entonces tendremos que agradarles a los partidos su bondad?, desde luego que no, ese fue un logro, insisto, de la presión social en las redes, porque sin la exigencia unánime de jóvenes y adultos en todo México, esos entes cuya principal característica ha sido la de chupar el presupuesto, no habrían entregado ni un solo peso.
Porque tampoco se trata de un donativo, esos recursos son producto de los impuestos suyos y míos y del resto de los ciudadanos que cumplimos con nuestras obligaciones fiscales, se trata de una redistribución de esa lana para algo positivo.
No es cosa menor, quitarle tanto millón a los partidos políticos tal vez no ha sido aún valorado en toda su magnitud por la propia sociedad que lo ha conseguido.
Porque con qué argumento luego del 2018 los partidos podrían volver a exigir las millonadas, tras un proceso en el que habrán de participar sin el derroche acostumbrado.
¿Estarían dispuestos los partidos a enfrentarse a esa sociedad que en una semana de embestidas en las redes los doblegó?.
Obviamente la gran pregunta es si la sociedad mexicana será capaz de digerir que ha dado el paso y que es capaz de presionar a tal grado de lograr un cambio tan significativo, histórico y ejemplar, pero sobre todo mantenerse en esa línea y seguir empujando los cambios que siguen en el país
¿Cuáles cambios?, el de una verdadera lucha contra la corrupción y no la burla de campaña en ese sentido del Presidente Enrique Peña Nieto, la disminución por fin del oneroso número de diputados y senadores, la eliminación de los gastos groseros que disfruta la clase política como: seguros de gastos médicos de súper lujo, autos, aviones, viáticos dignos de un magnate saudí que contrastan con la jodidez de las mayorías.
Insisto, estamos ante la gran oportunidad, porque esta vez se pasó de los compromisos a los hechos en muy poco tiempo, no la desperdiciemos como cuando el movimiento aquel del #Yosoy132, los 43 de Ayotzinapa y otros que solo sirvieron para la anécdota periodística.
Comentarios:
meliton-garcia@hotmail.com
Twitter: @melitong