MATAMOROS, Tam.- Negligencia criminal de la dueña de un tendajo en el fraccionamiento Palmares, acabó con la floreciente vida de una niña, que fue por un refresco pero encontró la muerte.
Johana N., de 10 años, es el nombre que en vida llevó la menor que murió electrocutada cuando recibía atención médica en la clínica Plus del Imss.
Fue el trágico desenlace del calvario que comenzó cuando la niña fue enviada por su madre Susana Huerta Bueno, de 32 años, a comprar el refresco para la hora de la comida.
Como solo unos metros separan su vivienda, marcada con el número 57 de la calle Palma Alegre de la tienda más cercana, el Minisuper Emmanuel, la menor salió descalza, sin importarle el pavimento caliente de las 3 de la tarde.
Apenas entraba a la tienda, propiedad de Melissa Janet Vega Valdez, cuando al pisar el marco metálico de la puerta, Johana sintió la descarga mortal que la tumbó de bruces al piso, donde se retorció violentamente.
Javier Jiménez, despachador de la tienda, que vende no solo alimentos sino también ropa, al ver a la niña tirada salió corriendo a avisar a su madre.
En un grito, Susana Huerta Bueno, madre soltera, cargó a su hija y en automóvil particular la trasladó a la clínica del Imss, donde Johana llegó moribunda y fue diagnosticada sin vida, apenas minutos después de su ingreso.
Peligro total
Desde el martes, vecinos del fraccionamiento Palmares, avisaron a sus propietarios Melissa y Javier que al pasar por la puerta sentían que les “daban toques”.
El marco metálico fue el conductor de la electricidad que sacudió el cuerpo de Johana y le provocó la muerte.
Elementos de Protección Civil que llegaron hasta el cruce de Palma Alegre esquina con Islas Turcas determinaron que las instalaciones eléctricas de Minisuper Emmanuel eran inadecuadas y peligrosas.
Extensión tras extensión, miles de voltios se van desplazando por todo el negocio, abasteciendo focos, refrigeradores, hieleras y hasta maquinitas de videojuegos, formando una cadena peligrosa que terminó con la vida de la niña.