Personaje en la ciudad, Poncho Mata Blanco es un hombre de piedra capaz de hacernos reír de pies a cabeza.
En una de las tantas reuniones sabatinas de bodega, que no es otra cosa que el paraíso recuperado por el arquitectónico Guillermo Tirado Saldívar, en el patio de su bodega del 15 y 16 Zaragoza, fue invitado como otros muchos el apreciado Poncho Mata, por muchos años banquero y asesor de negocios de nuestra capital.
He dicho hombre de piedra por su gesto adusto pero un hombre que nos desgarra de risa por su plática franca y sus dichos y tallas como si fuera un profesional de muchas tablas y barras.
Cuenta que en cierta ocasión un amigo dijo en el centro de la reunión: “los de este lado son puros cabrones, pero alguien comentó, oiga de este lado está el obispo, a lo que agregó: “que se pase para este lado…”.
Cuenta que José Luis Cavazos, uno de los famosos Güeros Cavazos del mercado Argüelles, que llegaron de Nuevo León en 1933, las calientas acudían a su negocio de frutas del mercado y las marchantas le decían “¿A cómo el plátano?, a tres pesos señorita.
Y otra le preguntaba, ¿A cómo el plátano?, a lo que contestaba, “a dos pesos señora”.
Y un amigo le preguntó, oye Güero cómo le haces para saber si es señorita y señora?
A lo que el Güero contestó, “pues muy fácil, depende de cómo agarre el plátano…”.
Y cuando la muchacha se quejó con el cura: “hay padre mi marido me pegó con la mano en el ojo, le padre le dijo, hay hija ve con el oculista.
A lo que respondió la mujer: pero me pegó con la mano del metate…”
Dice Poncho Mata que a su edad “se levanta de quejido y se sienta de chingadazo”.
Dijo el abuelo al mirar semejante nalgatorio; “Esa despostilla la vasinica, no mijo, la perfora.”
Poncho Mata dice que se “la mira” y comenta: “Ay si nacimos juntos porque estás ahora tan chiquita”.