CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Los años pasan y el tiempo deja huella tangible en el cuerpo, la vida cambia, la familia crece, llegan los hijos y luego los nietos, pero el recuerdo de los que se adelantaron en el camino hacia la muerte perdura para siempre.
Para José Luis Roel el recuerdo de su padre siempre está presente y aunque su muerte tomó por sorpresa a toda la familia, en su memoria conserva al último la imagen de aquel gran hombre que le dio la vida.
“Ellos nunca mueren, se van de la tierra, pero del corazón nunca”, dijo conmovido José Luis, quien acudió al Panteón Municipal del Cero Morelos a visitar la tumba de su padre, donde limpiaron, hicieron arreglos estéticos y colocaron una ofrenda floral.
Emérita Aguilar, fiel a la tradición, acudió como cada año a visitar la tumba de sus papás.
Han pasado 40 años desde aquel desconsolador día en el que falleció la madre de doña Emérita Aguilar y sigue siendo fiel a la tradición del Día de Muertos, pues como cada año acudió la tumba de sus papás.
“Mi papá murió después de mi mamá, mucho tiempo después, por eso les traigo a los dos sus flores, de las que son artificiales porque de alguna manera como no vengo muy seguido, creo yo que les duran un poquito más”, relata doña Emérita.
Cientos de historias convergen en los pasillos de los panteones, se observan a los visitantes asear con cariño y dedicación la sepultura del ser amado, así es como encontramos a la mayor de las hijas de la familia Núñez.
La señora Núñez visitó la sepultura de su padre en el Panteón Municipal, desde lejos se le observaba con un pequeño cesto con agua, quitando a mano limpia el exceso de tierra de la tumba. Al acercarnos y platicar con ella, reveló que lleva más 50 años con esta tradición.
“Yo vengo cada año porque somos agradecidos como hijos, porque de los dos dependemos si no, no estuviéramos aquí en este mundo. Venimos aquí y luego nos vamos con mi mamá, nada más que ella está allá en el Recuerdo”, mencionó.
Recordó a su padre como era en vida, el cariño tan grande que les demostraba, tanto a ella como a sus seis hermanos.
“Yo lo recuerdo así como era con nosotros, muy cariñoso, no nos hablaba con palabras bonitas, pero nos demostraba su cariño con hechos no con palabras”, externo.
Sin importar el tiempo que pase, los difuntos siempre son recordados por sus seres queridos y tradicionalmente con la celebración del Día de Muertos.
Venden más flores… pero no como antes
RAÚL LÓPEZ GARCÍA
Familias enteras se dedican por tradición al negocio de las flores cuya demanda aumenta hasta en un 50% por la celebración del Día de los Muertos.
Dalia, quien labora en la florería Xochimilco, platica que el negocio desde hace 35 años se instaló en el mercado.
En la víspera del Día de Muertos la familia trabaja en los preparativos cuatro días y noches antes para preparar las ventas del 1 y 2 de noviembre.
“El día 28 llegan las flores del Estado de México, el tiempo se aprovecha en limpiarlas y formar los ramos. Empezamos a las 7 de la mañana, todo el día las limpiamos, colocamos en agua y el 29 iniciamos los ramos”
A pesar que se registra un alza en las ventas en estos días, en los últimos años el volumen se ha reducido. “Antes hacíamos 50 arcos de madera para altares, todos se vendían; ahora difícilmente vendemos 20”.
Con el paso del tiempo se han instalado nuevas florerías en la ciudad, por lo que se han dividido las ventas, sólo en estas fechas es cuando aumentan en un 50 %, explicó.
“Antes teníamos que contratar hasta cinco personas que nos ayudaran; ahora con el mismo personal y la familia elaboramos los ramos.
La florería abre desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche, después de esa hora trabajamos a puerta cerrada elaborando ramos.
Las flores que las familias más compran para el Día de Muertos son; gladiola, polar, margaritas al igual que la flor de cempasúchil y la Mano de Dios.
“La flor que más compra la gente es la gladiola; aguanta más tiempo y da la altura para los jarrones del panteón, la flor de cempasuchil no la llevan mucho para el cementerio sólo a las escuelas para elaborar altares”.