McAllen, Texas.- Un negocio tan lucrativo y sofisticado como el tráfico de drogas florece en los Estados Unidos. El producto son niñas mexicanas indocumentadas de 11 años o más que sufren la más aberrante sentencia: ser esclavas sexuales y satisfacer de 25 a 30 clientes diarios.
Dramas de niñas que con engaños fueron arrancadas del hogar de sus padres -a veces hasta por los mismos familiares- son cada vez más comunes.
“Las víctimas son las personas más vulnerables de la sociedad: bajos recursos económicos, sin educación y fáciles de manipular”, dice John Johnson, ex Director Regional del FBI en McAllen y ex Director de la Unidad de Derechos Civiles del FBI en Washington.
“Las traen con promesas de empleo y de mejores oportunidades pero cuando llegan es cuando las someten a intimidación y control”, agrega Johnson.
Otras víctimas son seducidas por anuncios de ocasión en los que se solicitan edecanes o modelos, advierte Víctor Manuel Treviño, ex Cónsul de México en Brownsville.
“Que te parecen 600 dólares para comprar lo que quieras simplemente por acompañar a hombres en viajes? Nosotros podemos ayudarte a que lo consigas. Al otro lado”, dice una de los anuncios que publican en periódicos para enganchar jovencitas.
Otros son los tradicionales que buscan trabajadoras domésticas o aquellos en los que un “buen hombre americano busca a una mujer mexicana joven para fines matrimoniales”.
Oraganizaciones internacionales que combaten el turismo sexual infantil dice que México es uno de los lugares donde la explotación sexual infantil está fuera de control, comparándosele con Tailandia, Cambodia, India y Brasil. Incluso, se atreven a decir que de los 13 mil niños de la calle que deambulan por la ciudad de México, el 95 por ciento ya ha tenido algún encuentro sexual con un adulto.
El problema es mundial y de acuerdo a la Oficina de Monitoreo y Combate al Tráfico de Personas, un estudio entre mujeres y niñas traficadas para prostitución encontró entre las rescatadas una “epidemia” de violaciones, abuso físico, transmisión de enfermedades sexuales como el SIDA y cáncer por el papiloma humano.
La violencia física contra ellas es tan extrema que resulta en huesos rotos, pérdida de conciencia y violaciones sexuales en grupo. Las complicaciones que todo esto tiene en las jóvenes van desde el aborto hasta problemas gastrointestinales, pérdida no saludable de peso, piojos, depresión suicida, alcoholismo y drogadicción.
El tráfico humano ocurre en gran parte por estas fronteras. Datos del Departamento de Estado aseguran que desde el 2001, más que el 20 por ciento del total de las víctimas identificadas nacionalmente han sido localizadas precisamente en Texas.
De entre las 19 mil personas que se trafican a los Estados Unidos anualmente, llegó Concepción Jiménez de 14 años, una mexicana quien cayó en las manos de Javier Miguel Ramírez de 35 años quién le puso precio: quince minutos con la niña por 30 dólares.
Los clientes eran –por lo menos- 25 hombres diarios y las ganancias bastante grandes, como inmensas eran las heridas en el corazón de Concepción, heridas que nunca cicatrizarán.
El infierno de la pequeña comenzó en Agosto del 2005 y fue rescatada en Junio del 2006. El sujeto ahora está en prisión y la sentencia podría llegar a los 40 años.
“Javier Miguel Ramírez cometió un crímen moralmente depravado y repulsivo al usar a una niña extranjera de 14 años como prostituta y como esclava sexual”. Dijo Rod J. Rosenstein, Abogado de la Corte de Distrito de los Estados Unidos.
“Pocos crímenes son más repugnantes que vender sexualmente a una niña inocente y desprotegida”, agrega James A Dinkins, oficial de la Agencia de Aduanas e Inmigración –ICE-, quién participó en el rescate de la joven.
En San Antonio, operaba hasta hace poco, una banda dedicada precisamente al contrabando de jovencitas para fines sexuales. De acuerdo a datos de la Corte, Timothy Michael Gereb es uno de los cinco involucrados en el crímen de prostituir a niñas mexicanas, las investigaciones llegaron hasta tres hermanas de ascendencia mexicana que colaboraban con Gereb.
El negocio de la banda incluía introducir a las jovencitas ilegalmente de México hasta llevarlas a San Antonio. “Lejos de casa y sin conocer el sistema legal de los Estados Unidos”, comenta Grace Cheng Becker, Asistente a la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
Uno de los casos más recientes ocurrió cerca de Houston, donde una niña mexicana de 16 años fue liberada por la policía. Tenía alrededor de dos meses de haber sido traída a los Estados Unidos y sometida a la esclavitud sexual.
“Vivía amenazada y encerrada en una casa, prisionera y vigilada por tres perros” indica Joe Ayala, Jefe de la Policía de San Jacinto.
La niña aprovechó el descuido de sus captores –una madre y su hijo, ambos mexicanos- para usar un teléfono celular y comunicarse con la policía. Días tardaron para dar con el lugar donde se le mantenía. Gregoria Salgado Vázquez de 58 años y su hijo, David Salazar de 27, serian arrestados.
Susana (en fotografía blanco y negro) era víctima de la prostitución desde los 12 años. Fue forzada a vender su cuerpo a beneficio de un sujeto, si se resistía era golpeada hasta quedar inconsciente. Al año, fue rescatada.
Pero muchas niñas se quedan esclavizadas a un infierno por temor. Saben que no tienen papeles, pero ignoran que por las autoridades ya no son vistas como indocumentadas sino como víctimas del crimen con posibilidades de que arreglen su situación migratoria y puedan vivir y trabajar legalmente en este país.
“Nosotros queremos ayudarlas, pero no es fácil, necesitamos el apoyo de la comunidad, necesitemos que reporten a la policía o a nosotros si saben de que hay personas que están sufriendo esto”, dice el FBI
Johnson agrega que si los vecinos ven una especie de almacén en el que trabajan y duermen personas en el mismo lugar y que está fortificado y no se ve que los trabajadores salgan de ahí, seguramente se trata de un lugar donde están ocurriendo este tipo de delitos.
Si una persona es obligada a ejercer algún tipo de oficio o trabajo sin que se le pague un salario o renumeración por esto y se le confina restringiéndole su libertad, esa persona es víctima del tráfico humano y se le están violando sus derechos civiles que en este país se respetan sin importar la condición
migratoria de la víctima.
De acuerdo a la Procuraduría de Justicia de Texas, saber que alguien está cometiendo un delito sexual en contra de un menor y no denunciarlo le convierte en cómplice que, para empezar puede costarle 180 días en cárcel o dos mil dólares en multa.
“Como padre, yo no puedo pensar en ningún delito más atroz que aquellos cometidos contra niños”, dice el ex Procurador Abbott.
El tráfico humano para actividades sexuales va mucho más allá de lo que cualquier mente sana pueda imaginar, es quizá, una forma lenta de morir en vida. Los traficantes venden mas allá del cuerpo de una niña, asesinan su inocencia, su fé en el ser humano y sus ganas de vivir.
En Agosto del 2004, una iniciativa del FBI, diseñada para tratar de identificar con el apoyo de la comunidad a organizaciones que estuvieran envueltas en el tráfico de humanos nació y desde entonces los casos reportados aumentaron en un 300 por ciento.
Pero incluso rescatadas los cuerpos y las mentes de estas niñas han quedado heridas, casi muertas para siempre.
en cifras
¿Dónde hay más ofensores sexuales?
California 112,599
Texas 51,898
Florida 46,939
Michigan 41,942
Nueva York 26,223
Washington 20,013
Wisconsin 20,004
Illinois 19,581
Ohio 17,302
Virginia 16,720
Fuente: Nacional Center for Missing and Exploited Children