En medio aún de las fanfarrias, los interminables espacios pagados en los noticieros nacionales con publicidad disfrazada de noticias, ayer José Antonio Meade, el candidato del PRI a la presidencia debió leer con desilusión que todo el gasto de la cargada le ha servido a él y al tricolor para estar donde estaban antes: en el
poco esperanzador tercer lugar de las preferencias electorales.
Así es mis queridos boes, el ex secretario de Hacienda, de SEDESOL y de Relaciones Exteriores, apareció en tercer lugar de las intenciones del voto, atrás incluso de uno que ni siquiera es candidato.
De acuerdo con REFORMA, Meade es el tercero en la carrera por la sucesión de Enrique Peña Nieto, a dos puntos de Ricardo Anaya y muy, pero muy lejos de Andrés Manuel López Obrador.
La encuesta fue realizada por Grupo Reforma entre el 23 y el 27 de noviembre; es decir cuando ya se daba por hecho la candidatura de Meade y tres días después de que fue destapado; es decir, ya como el gallo priísta.
En los resultados se indica que López Obrador tiene un 31 por ciento de intención del voto, seguido de Ricardo Anaya con el 19 y luego Meade con 17 por ciento. Lo anterior, repito, es casi igual que como cuando aún no lo destapaban.
¿Y todo el ruido que levantaron los publicistas sobre el destape de Meade en la televisión y las portadas de los medios impresos de qué sirvió?, ¿no ayudó entonces nada que Miguel Ángel Osorio Chong se haya disciplinado y desde el viernes previo ya le había avisado a sus seguirles que no sería él el candidato?, ¿y las opiniones favorables a Meade incluso de los ‘panistas rebeldes’ como Ernesto Cordero o el del propio ex presidente Vicente Fox?.
Tal vez el propio Meade y sus declaraciones en los medios y en sus primeras apariciones ante los sectores del PRI y empresarios le significaron no avanzar lo que se supone esperaban los que escribieron el guión previo y posterior al destape.
Me refiero a esas declaraciones en que Meade segura que los mexicanos le debemos mucho al PRI, que los del PRI han dejado sus intereses personales o de grupo por los de la nación. Que les debemos las instituciones y los paquetes económicos que nos han dado ‘estabilidad’.
Tal vez ese México que está harto del PRI no recibió con agrado las declaraciones del candidato tricolor y eso se refleja en la encuesta.
Ahora, Meade y los suyos van a tener que venir de abajo, desde muy atrás si se comparan con el puntero AMLO, porque está bien claro que el escándalo por la unción nomás no sirvió casi para nada.
Pero tendríamos que añadir el ingrediente extra, el hecho de que Ricardo Anaya, quien supera por dos puntos a Meade ni siquiera es candidato; es más hay no pocas posibilidades de que ni siquiera lo sea.
Es decir que si se concreta la candidatura de Meade, al que las campañas negras de Telerisa y el Universal lejos de tumbarlo lo fortalecieron, el panista podría aparecer en la siguiente medición unos cinco puntos arriba de lo que hoy está de Meade y entonces las decepciones se le comenzarían a juntar al ex de Hacienda.
Y es que recordemos que Meade es apoyado por el mismo grupo de panistas que apoyan a Margarita Zavala, quien está incluso batallando para juntar las firmas que le permitan competir y si ella no prende y Meade no levanta creo que los azules podrían retornar su apoyo a Anaya.
Ayer alguien me decía que si Anaya es candidato del Frente habría una fractura en el PAN, pero ni argumento es que la fractura ya fue, se dio cuando Margarita renunció, Gil Zuarth y Cordero se enfrentaron al líder nacional e hicieron gira por los noticieros nacionales despotricando contra él y resulta que ahí está, en el segundo lugar sin ser candidato.
Ahora que si Anaya no es candidato del Frente, las perspectivas de Meade según la encuesta tampoco mejoran.
¿Qué va a pasar?, no se sabe, la política nacional está algo así como muy enrarecida. Porque también hay que ver hacia donde se van las simpatías de los aspirantes independientes que no van a alcanzar las firmas y se quedarán en el camino.
Habrá que ver si los pronósticos económicos para el año que entra se concretan y barco se sigue hundiendo y le causa más estragos al PRI.
Nada pues está escrito aún, pero eso sí, el pronóstico no es nada bueno para las huestes tricolores, a pesar de la cargada mediática, de analistas incluidos pues.
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