Meade Kuribreña, un producto del neoliberalismo patrocinado por Salinas
Los rebeldes de Acción Nacional se la jugarían con el abanderado tricolor
Para ganarle al ‘Peje’ surgirían más candidatos; o la adhesión con Meade
El INDE atenta contra atletas de alto rendimiento en lugar de estimularlos
Director de Cultura reinventa la gastronomía tamaulipeca, sólo por placer
Cuando los tecnócratas arribaron a la Presidencia de la República en 1982, con Miguel de la Madrid Hurtado, la clase política priista quedó relegada de toda decisión partidista. Y peor le fue a raíz del fraude electoral del ‘88, que operó Manuel Bartlett Díaz –hoy ‘flamante’ legislador por el PT–, para darle paso al neoliberalismo sembrado por Carlos Salinas de Gortari.
Hacia la segunda mitad de su administración, el ‘señor de Agualeguas’ (Nuevo León) lograría lo que ninguno de sus antecesores: la unificación del pueblo mexicano… pero en contra.
Tan se dio cuenta de esta animadversión que fabricó la candidatura de un político (Luis Donaldo Colosio Murrieta) para, supuestamente, sucederlo en el cargo, pero al rebelarse éste inesperadamente fue masacrado (marzo 23 de 1994) y sustituido por un personaje grisáceo, pero, al fin, lacayo suyo (Ernesto Zedillo Ponce de León), quien gobernara al país como ‘gerente de una empresa privada’, y no como jefe del Poder Ejecutivo Federal, pues en el estricto ejercicio de su mandato constitucional, fue el ex presidente quien realmente ostentaba el poder, aunque tras bambalinas.
Al entregarle la estafeta a la oposición continuadora del neoliberalismo –en 2000, la recibió Vicente Fox Quesada–, Salinas de Gortari siguió como lo proyectara: mandando en México, pero marginando a la clase política del tricolor, pues su propósito de privilegiar al sector privado (desmantelando al Gobierno federal de todas sus propiedades), no perdió vigencia.
Lo mismo ocurrió en el sexenio de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Como ahora también, cuando su discípulo Enrique Peña Nieto acaricia el ocaso de su administración y se ve obligado a entregarle la posición a un personaje (José Antonio Meade Kuribreña) identificado, claramente, con su amparador, quien al final de cuentas, sigue moviendo los hilos del teatro en que está convertido el sistema político mexicano.
Dicho en otras palabras la tecnocracia de nueva cuenta ‘afila colmillos’ como lo ha hecho durante las tres últimas décadas, incitada por Salinas de Gortari.
¿Y los políticos que hacen al respecto?
Agachar la cabeza simplemente, aunque en su aventurado afán de ser protagonistas del relevo se hayan prestado al juego de un ‘destape’ masivo como ocurrió con los legisladores, gobernadores y dirigentes sectoriales de tal nomenclatura priista, entre quienes se cuentan: Carlos Aceves del Olmo (CTM), Ismael Hernández Deras (CNC) y Arturo Zamora Jiménez (CNOP).
Por eso mismo hoy –al cerrarse el plazo para el registro de aspirantes, según la convocatoria–, sólo Meade acudirá a la cita, tras las declinaciones de Miguel Ángel Osorio Chong e Ivonne Ortega Pacheco porque así, dicen, lo dispuso el mexiquense, quien días previos al destape asomó su irritación por haberle ‘madrugado’ su confidente, socio y amigo Luis Videgaray Caso, siendo que él pretendía, pero confidencialmente, marcar la línea.
De cualquier forma el berrinche que hizo no cambió la decisión que, en privado, pudo haber recibido del titiritero neoleonés.
En fin, como dicen en el rancho: ¿Pa’ qué pegar tanto brinco, si el lodo está puesto para regocijo del puerco?
Quién es el agraciado
En los últimos once años de su carrera en la administración pública federal, José Antonio Meade Kuribreña ha sido cinco veces secretario de Estado. Y hasta eso, en carteras disímbolas, por lo que hay quienes lo consideran ‘un todólogo de la función gubernamental’, aunque, por sus habilidades, lo más correcto es llamarlo tecnócrata, pese a que ocupó cargos que por su propio peculio le permitieron ‘placearse’ dentro y fuera de México.
Felipe Calderón Hinojosa lo nombró secretario de Energía (enero 7 del 2011), pero sólo ocupó el cargo durante ocho meses, pues en septiembre 9 del mismo año causó alta como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP), por vez primera.
Con Enrique Peña Nieto, ‘Pepe Toño’ (como ahora le llaman) quedó al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), desde iniciado éste régimen y hasta el 27 de agosto del 2015 (cuando fue nombrado secretario de Desarrollo Social), permaneciendo escasamente un año en dicho cargo, para de ahí brincar nuevamente a la SHyCP (septiembre 7 de 2016), tras la renuncia de su amigo, confidente, asesor y compadre Luis Videgaray Caso, a quien, según ha dicho en corto, tanto le debe. (sic)
Divisionismo
La adhesión de los gobernadores y legisladores ‘rebeldes’ del albiceleste al proyecto de José Antonio Meade Kuribreña, prácticamente deja ‘indefenso’, en el terreno electoral, al Partido Acción Nacional (PAN), con todo y que su dirigente (Ricardo Anaya Cortés) haya establecido una coalición con María Alejandra Barrales Magdaleno (PRD) y Dante Alfonso Delgado Rannauro (Movimiento Ciudadano) para postular candidatos a la Presidencia, como al Congreso de la Unión, gubernaturas, legislaturas
locales y ayuntamientos a disputarse en esta contienda.
Pero, también, parte en dos al membrete albiceleste, pues los políticos más recalcitrantes del organismo se han unido al proyecto presidencial que impulsa al ex secretario de Hacienda –acusado de ser causante directo del gasolinazo que tanto afecta a la población–, en su juego sucesorio.
Los senadores Javier Lozano Alarcón, Roberto Gil Zuarth, Jorge Luis Lavalle Maury, Salvador Vega Casillas y Ernesto Cordero Arroyo, por citar sólo a unos cuantos, coinciden en que la disputa al final será entre Andrés Manuel López Obrador y el personaje apartidista, por lo que el proyecto de Anaya y sus pares tiende al fracaso.
Inclusive, en éste escenario aparecen los doce gobernadores del PAN que tampoco han dado color, pero el queretano los considera aliados, pese a que ninguno de ellos, públicamente, ha manifestado jugársela con alguno de los hasta hoy mentados.
De cualquier forma no hay que perderlos de vista.
Y no, porque nada les está dado, todavía, considerando que son factor importante del divisionismo y/o el cierre de filas que tanto requiere el PAN y sobre todo, su dirigente nacional, para definir si se suma al proyecto para ir contra el mentado `Peje’, o se adhiere al tabasqueño, bajo la presunción de que postulando un candidato frentista difícilmente ganarían.
Como fuere, Anaya Cortés cada día ve más lejana su postulación.
Y más cercano el apoyo de sus huestes a favor de Meade.
Todos contra AMLO
El crecimiento del mentado ‘Bronco’, en las redes sociales, no es fortuito. Y por lo que observo sería el único aspirante independiente al relevo sexenal que logre las 866 mil 593 firmas exigidas por el Instituto Nacional Electoral (INE), para su registro oficial.
Ciertamente en Nuevo León (la tierra que gobierna) le han escatimado el apoyo, pero en Tabasco (donde nació Andrés Manuel López Obrador) el mandatario norteño cuenta con miles de adeptos.
¿A qué se debe?
Obviamente, a la operación financiada por el mandatario choco, Arturo Núñez Jiménez, quien está obsesionado –igual que sus pares de la Ciudad de México (Miguel Ángel Mancera Espinosa), Michoacán (Silvano Aureoles Cornejo) y Morelos (Graco Ruiz Ramírez Garrido Abreu)–, en sabotear con cuento recurso esté a su alcance, al mentado ‘Peje’.
Por eso no descarto la inclusión de otros candidatos.
Aun cuando Margarita Ester Zavala Gómez del Campo no remonte, en su solicitud de firmas.
Ni los partidos Nueva Alianza (Panal) y Encuentro Social (PES), hasta el momento, hayan definido con quién jugar. Y su estrategia es entendible, considerando que su decisión se ordena allá en la residencia oficial de Los Pinos –o, en su defecto, en el ‘Palacio de Covián’–, según el avance que el abanderado tricolor logre de aquí al registro oficial ante el INE (sería hasta febrero del año entrante).
De ahí que no descarte dos escenarios:
1) Que el Frente Ciudadano por México (FCM) se sume a ‘Pepe Toño’, a falta de un candidato propio capaz de disputarle al ‘Peje’ la posición; o
2) Abriendo el abanico para que haya, por lo menos, entre cinco y seis abanderados, a fin de fraccionar la participación ciudadana.
Como fuere el rejuego está ya en todo su apogeo, pese a la indolencia ciudadana sobradamente justificada.
Infamia del INDE
El polideportivo ‘Américo Villarreal Guerra’, localizado en esta ciudad, hasta donde sé, fue construido para atender a los atletas de alto rendimiento, que a
Tamaulipas representan en los escenarios estatales, regionales, nacional e internacional.
Lamentablemente la burocracia impide su acondicionamiento cotidiano bajo la argucia de ‘pagan o no entran’, sin entender que son los deportistas la esencia de esas instalaciones y no las escuelitas –de antemano les pido disculpas a los paterfamilias generadoras de recursos económicos–, que a fin de cuentas son las que ahora más le importan a la administración de tal inmueble.
Carlos Fernández Altamirano, el director del INDE, seguramente sabe, le han informado o ha escuchado, sobre esas irregularidades, pero hasta el momento no ha actuado en consecuencia.
Y lo peor, ha permitido que el polideportivo se llene de ‘generales’ pero sin tropa, aunque nada resuelvan –como es el hecho de que los nadadores adolezcan de una alberca con las condiciones climáticas requeridas para la práctica competitiva–, por desconocimiento, omisión o valerles madres qué requieren los atletas de alto rendimiento en su preparación, con miras a ser partícipes en la Olimpiada Nacional del 2018, cuando menos, porque igual, las federaciones, los observan como elegibles para formar sus selecciones nacionales.
¡Ah!, pero en cambio, se han colocado ‘filtros’ para comprobar que ‘las escuelitas’ y/o los valores tamaulipecos, hayan cubierto la cuota mensual, so pena de negarles la entrada.
En un club privado ésta medida es entendible. Incluso hasta aquí en el polideportivo –tratándose de atletas iniciados–, pero impedirle el paso a los deportistas que van por las marcas selectivas nacionales –tras superar las pruebas municipales, estatales y regionales–, me parece una estupidez.
Sobre todo cuando el INDE poco los ha apoyado en su preparación. Y, menos, en las competencias regulares.
¡Ah!, pero esto sí, cuando se logran medallas, los funcionarios son los primeros en colgárselas.
Casa desatendida
En lo particular, considero que Carlos Fernández Altamirano es un hombre bien intencionado en su quehacer. Pero está rodeado de pusilánimes, que, a su nombre, cometen fechorías.
Y lo comento con pleno conocimiento de causa.
Le han vendido ilusiones (en las que invierte generosas cantidades de dinero), proyectos inviables; la falsa idea de acabar con asociaciones, que, en realidad, no puede aniquilar (aunque sí sabotear); programas añejos de tristes resultados; la idea de reinventar la actividad deportiva a partir de los resultados de la más reciente Olimpiada Nacional –uno de los más tristes–, que le tocó encabezar; otorgar becas deportivas a recomendados y, lo más discutible, es que su autoridad no la acatan sus subordinados, al restarle al deportista la importancia que a pulso se han ganado.
¿De qué se trata?
Cultura desviada
La gastronomía tamaulipeca, ha sido poco difundida ante la variedad de los platillos que forman parte de la cocina regional, estatal, municipal o ejidal al menos, pero de que hay una identidad, claro que existe.
Y jamás han pretendido sus cocineros venderla más allá de la entidad, pues existen productos primarios que dificultarían su elaboración, sin estar, desde luego, al alcance de la mano.
Aquí se guisan las ‘chochas’ (flor de la pita) con huevo, carne, pollo, o, simplemente, con chile del monte (‘quipín’ le llamamos al piquín); ‘jacubes’ (una especie de nopal), y, cuando hay oportunidad, pepinos del monte, por su rico sabor.
En casa se elaboran arroz, fideo seco y picadillo, asado y salsa verde; salsas de queso, cortadillo y caldo de res; gorditas y flautas rellenas con la variedad de guisos, hasta chilaquiles; chiles rellenos, tacos de canasta y la barbacoa de res en pozo.
Obviamente, en las localidades fronterizas se acostumbra los frijoles a la charra, carne de res, cerdo y cabrito asado; en las demarcaciones de la zona sur, delicias elaboradas con mariscos y la carne a la tampiqueña (que su especialidad) y aquí en el centro también la carne asada, frijoles, flautas y gorditas, sopes, menudo y migadas, que son uno de los atractivos que el escaso turismo procura, pero que le han dado fama a nuestra cocina.
No obstante, al director del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), Luis Sottil Cícero, tan pobre la perece nuestra gastronomía que, infamemente, ha reinventado platillos bajo la argucia de formar estos parte de la nueva cultura culinaria tamaulipeca.
El arroz al cilantro, por ejemplo, es un platillo que promueve con harto orgullo sin que se conozca en la entidad; aparte de suculencias elaboradas con hierbas exóticas que aquí no conocemos.
¡Ah!, y si se tratare de platillos exóticos, debo aclararle que los tamales rellenos con carne de venado y/o jabalí, el pescado en postas capturado en los mares de la entidad, presas o ríos; el ceviche, las empanadas y hasta el salpicón de jaiba, son hartos conocidos en el concierto nacional.
Así que, Sottil, falla en su promoción culinaria.
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