CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- “¿Gusta cooperar?” Es la frase que nos saca de nuestros pensamientos de vez en cuando al llegar al semáforo del 9 Hidalgo. En algunas ocasiones nos topa a media banqueta y en otras al salir del super.
La cuestión es simple: ayudas o no. Muchas personas prefieren ignorar y hasta agredir al joven o jovencita que lo solicita.
Lo que muy pocos saben es que al otro lado del botecito blanco existe una historia que es necesario conocer.
La moneda que se deposita en el bote va directamente a apoyar al Centro de Integración para alcohólicos y drogadictos: un lugar para sanar el complicado problema de las adicciones.
El caminante decide darse una vuelta y compartir un rato con los compas de este sitio ubicado en el 11 y 12 Juárez de esta capital.
En la recepción se encuentra Gilberto Rivera, director general de la asociación, un camarada ameno y sencillo que ha vivido en carne propia el problema de las adicciones.
Nada le podemos contar a Gilberto acerca de este tema que el no haya experimentado, pues la drogadicción y el alcoholismo no los vive únicamente el adicto, sino todo su entorno: familia, amistades, compañeros de trabajo, etc.
En un año dos mil que ya se escucha un tanto lejano, Gilberto tocó fondo y después de varios descalabros fue llevado por su familia a un centro como este en su natal Celaya, Guanajuato. El proceso de desintoxicación y reintegración fue un tanto accidentado y en momentos doloroso, pero finalmente pudo superarlo. Y no solo eso, decidió formar parte de este organismo y se sumó a la tarea de colaborar para llevar a mas y mas personas este beneficio.
En el camino, Gilberto conoció a varias colaboradores que ahora lo acompañan en su misión. Pero la labor no es sencilla, ni cómoda, mas bien es difícil y muy costosa.
En este lugar se encuentran mas de cuarenta personas de ambos sexos anexadas, es decir, en una situación de claustro, para llevar un proceso de desintoxicación, no solo de sustancias dañinas sino de aquellas relaciones afectivas atrofiadas o enfermizas que causan que una persona recaiga en un cuadro de alcoholismo y/o drogadicción.
Existen muchas ideas erróneas respecto a este tipo de centros: desde leyendas donde cuentan que se les golpea o encadena o se les deja sin comer o incluso tratos sumamente crueles. Pero al entrar al anexo estas vagas preconcepciones se esfuman, o como diría uno de los anexados: esas ideas terribles son literalmente “puro pedo”.
Este es un lugar con la infraestructura adecuada y necesaria, pero además hay orden y disciplina.
A las seis de la mañana los primeros que se activan son los servidores, que se encargan de atender a los internos que en su gran mayoría están en un rango de 15 a 25 años de edad. Puro chavo.
“Nos encargamos de muchas tareas como vigilar, limpiar y preparar la botana y aunque a veces hay discusiones o situaciones difíciles siempre se resuelven las cosa de manera pacifica” cuenta “El Cami” uno de los servidores quien también pasó por este dificultoso proceso y ahora retribuye un poco de lo mucho que lo han ayudado.
A las siete es la hora de levantarse, tender la cama, asearse y estar listos para cuando sirvan el almuerzo. Luego hay una serie de reuniones y la asistencia que les dan terapeutas, psicólogos, psiquiatras y de ser necesario atención medica y apoyo de una enfermera.
Los familiares también son citados en ciertas ocasiones para recibir terapia pues la sanación debe ser de manera integral.
Uno de los anexados es Jorge, quien actualmente se dedica a las tareas de colecta en las venas de la ciudad. Hace un año vivía un cuadro fuerte de adicción a varias sustancias al grado de presentar graves delirios y episodios de esquizofrenia. Su familia sufria junto con el su enfermedad de manera muy estridente.
Con sus propias palabras Jorge cuenta que llegó un momento en que llegaba a casa sin dinero tras haber gastado toda la ‘raya’ en droga. Incluso se atrevio a malbaratar la misma despensa de su hogar y los juguetes de su hijo para satisfacer su necesidad de sustancias. Pero un dia su realidad empezó a cambiar. Tras estar anexado un tiempo y una fuerte recaida Jorge inicio el camino hacia la recuperación. Hoy se encuentra fortalecido en su salud y sirve diariamente en este centro de integración.
Pero aparte de la gran responsabilidad de ayudar a los adictos a recuperarse, existe el otro aspecto: la manutención. El lugar necesita proporcionarle a los anexados una buena alimentación y en condiciones salubres. Actualmente no reciben un apoyo fijo de ninguna institución de gobierno y solo se sostiene con las cooperaciones de los familiares pero realmente no es suficiente. Por eso dia a dia solicitan a los victorenses su cooperación que de peso en peso van sumándose para poder así subsistir.
Sin embargo ha habido personas sin escrúpulos que se hacen pasar por director o presidente de la asociación para pedir apoyos en efectivo. “Esta el caso de un tal Sergio, que se agarro a pedir dinero en nombre del centro y nos perjudicó al echar por tierra la confianza que la población tiene en nosotros y finalmente el beneficio que iba a llegar a los adictos en recuperación nunca llegó, y todo por la ambición de este tipo de personas que en vez de ayudar perjudican” comenta Gilberto Rivera “es una situación muy lamentable pero real, por este tipo de acciones nos estigmatizan a todos los centros que nos dedicamos a ayudar a personas con problemas de drogadicción y alcoholismo” afirma.
Existen algunos clubes de servicio que se acercan al centro y llevan ayuda en especie, conviven con quienes se encuentran en este proceso y realizan algunas actividades recreativas que refuerzan su camaradería y decisión de salir adelante.
También hay empresas y organizaciones que hacen llegar su apoyo. Una de las necesidades mas imperantes es surtir la despensa asi como renovar cada uno de los colchones individuales en los dormitorios. Si usted desea apoyar, no lo dude pónganse en contacto con el CIPAD.
Se acerca la hora de la sesión vespertina y los anexados interrumpen su cascarita de volibol y se preparan para asistir. Uno a uno se presentan en la sala de juntas para ofrecer su testimonio y avanzar en su proceso.
El Caminante se encuentra muy contento y feliz de saber que hay luz al final del tunel en este difícil proceso de superar un problema de adicciones y que aún hay personas interesadas en guiar a otros para lograr la meta.
Suficiente pata de perro por este dia, y suficientes sonrisas de aquellos que desean sanar y salir adelante.