CIUDAD VICTORIA, Tam.- A principios del siglo pasado, Ciudad Victoria se convirtió en el hogar idóneo para cientos de inmigrantes que decidieron echar raíces en esta capital por su próspera economía.
Tal es el caso de la familia Chío Flores, una de las más tradicionales y de mayor arraigo en la ciudad; su patriarca, don Luis Chío Flores llegó en 1914 a Tamaulipas, en plena Revolución Mexicana, vino huyendo de la Guerra Civil China.
Su lugar de origen era Hoi Peng Canton, una ciudad al sur de la República Popular China, de ahí surgió el nombre de uno de los establecimientos comerciales más prósperos de la ciudad, Café Cantón.
Enrique Chío, nieto de don Luis Chío Flores, cuenta que el nombre original de su abuelo era Jou Tzay Jir, pero al llegar a México las autoridades de migración lo documentaron con otro nombre más castellano.
“Los de migración no entendieron bien el nombre y como era muy conocido el apellido Chío, pensaban que todos los chinos tenían ese apellido, así que se lo cambiaron a como les dieron a entender”, platica Enrique Chío, actual administrador de Café Cantón.
Don Luis se casó con la victorense Juana Arias, quien vivía en la colonia Mainero y con quien formó una prominente familia, conformada por cinco hijos, tres hombres y dos mujeres.
“Durante su juventud emigró por temporadas a Estados Unidos para desarrollarse en diferentes trabajos, pero regresaba a Victoria para hacer más grande a la familia”, dijo Enrique Chío.
Sus hijos heredaron el gusto por el comercio, siendo prósperos comerciantes en la ciudad: Luis Flores Arias, gran maestro Mason, cerrajero de oficio y fundador de Café Cantón; Arturo Chío Arias, propietario del Hotel París que se ubicaba en el 14 Juárez; Mercedes Flores Arias, dueña del famoso Restaurant Picolino del 9 Hidalgo; Antonio Flores, comerciante de renta de sillas y mesas del Servicio Flores; y Margarita Flores Arias poseedora del Mini Súper El Faro.
En el Porfiriato los inmigrantes chinos fueron bienvenidos a México, pero durante y después de la Revolución Mexicana fueron perseguidos y discriminados junto con sus descendientes por ser prósperos agricultores, empresarios y comerciantes. Por lo que la mayoría de los hijos de don Luis optaron por adoptar el apellido Flores.
Todos los descendientes de la segunda generación de la familia Chío destacaron en el comercio, en la tercera y cuarta generación también se desarrollaron como profesionistas y empleados de gobierno, formando así una gran familia, que encontró en Victoria la calidez de un hogar.
Actualmente los negocios familiares que más destacan son: Café Cantón con 73 años de trayectoria y ya con la cuarta generación en desarrollo y Tamales Flores de Victoria, los mejores de la ciudad.