Como nunca, la Coepris ha sido estricta en la aplicación de los lineamientos de cierre y porcentaje de ocupación de tiendas, establecimientos y el resto de los negocios, para tratar de evitar el disparo de contagios de Covid en Tamaulipas.
Así es mis queridos boes, sin embargo a los empresarios no les ha caído bien la medida, porque son estos los días de mayor venta del año, no les gusta tampoco a los compradores, porque tienen que hacer filas para ingresar y esperar a que el cupo no sobrepase lo establecido.
Unos y otros tienen razón, si lo vemos por encima, porque unos y otros tendrían que entender también, que la autoridad lo que está buscando es que mueran por el contagio del virus, que el Tamaulipas ha matado a 3 mil 219 personas y tiene en estado grave a decenas y varios hospitales colapsados.
Hay que decirlo, han muerto tantas pequeñas empresas como personas, los dueños de los negocios que aún viven se quejan porque no quieren cerrar sus cortinas definitivamente, por eso protestan y otra vez digo que tienen razón.
Ahí la disyuntiva en que se encuentra el gobierno de Tamaulipas a través de la Coepris, porque pareciera que no le queda de otra a la administración estatal que escoger entre que unos bajen la cortina o que a otros los bajen 2 metros bajo tierra, o los conviertan en cenizas.
Por desgracia, la costumbre consumista del mes ha lanzado a miles de tamaulipecos, de mexicanos mejor dicho, a las calles, catapultados por las ofertas, por la ‘necesidad’ de comprar regalos y a otros a instalarse como comercio informal para ganarse la vida.
Hemos visto mares de gente por todas las ciudades, Liverpool ha tenido filas de hasta 200 metros para poder ingresar en Victoria y Tampico y Altama es ejemplo de que el ánimo consumista vence por mucho al de la precaución, la prevención, el miedo al mortal Covid-19.
Desgraciadamente, muchos de los que este fin de semana se arremolinaban en los rodantes, en las puertas de las tiendas de autoservicio, en los puestos ambulantes, serán los muertos de la primera quincena de enero, sino es que un poco antes.
No lo digo, ni lo deseo, lo dicen las estadísticas, lo advierten las autoridades de Salud en Tamaulipas, lo reitera la Coepris al aplicar lo más a raja tabla el decreto para el manejo de la pandemia.
Pareciera que no hay de otra, que los que quieren vender tienen que abrir forzosamente, quienes tienen que ir a la calle como ambulantes porque perdieron el empleo, no tenían alternativa, pero si había.
Solo un ejemplo: aquí cruzando el Río Bravo, el Senado de Estados Unidos y la Cámara de Representantes aprobaron anoche un paquete de estímulos más a comercios, empresas, desempleados y empleados con sueldos menores a 75 mil dólares al año, por 900 mil millones de dólares; mutiplíquenlos por casi 21 pesos que cuesta el dólar y no alcanzarán los ceros de la calculadora.
Pero además paquete forma parte de otro por 1 mil 400 millones que ya se había aprobado y que además de ayudar a los ciudadanos, permite la operación del gobierno americano.
Los dueños de pequeñas empresas, restaurantes por ejemplo, americanos recibieron de su gobierno, préstamos de hasta 500 mil dólares, a pagar sin intereses para pagar la nómina de sus negocios y evitar con ello despidos y cierres.
Los americanos ya recibieron todos un cheque de 2 mil dólares, parejo, para gastos extraordinarios por la pandemia y mil 200 dólares mensuales a quienes ganan menos de 75 mil al mes.
Para quienes no tienen empleo, el paquete otorga ayuda de 300 dólares por semana; si ya multiplicó le dieron más de 6 mil y por cuatro serían 24 mil pesos.
Todo eso que el gobierno federal gringo ha hecho, permite que las consecuencias de la crisis provocada por la pandemia sean menores, los negocios no quiebran, porque el gobierno los ayudó y no hay informalidad, porque también los afectados reciben dinero para subsistir.
Ace en México se dieron unos cuantos préstamos de 25 mil pesos a los negocios que los solicitaron, a los Estados se les ha dejado solos para luchar contra la pandemia, a los médicos, enfermeras y demás personal de primera línea los tienen luchando muchas veces sin el equipo de protección adecuado.
Porque Andrés Manuel López Obrador ha dado prioridad a gastar en un tres, un aeropuerto y una refinería, los tres inviables según expertos.
Para el presidente no ha sido prioridad la vida de 118 mil 200 mexicanos que según cifras oficiales ya murieron por Covid-19, no ha sido prioridad la vida de médicos y enfermeras, por lo que México es el país del mundo donde más trabajadores de la salud han muerto por el
Covid.
Y no fueron su prioridad las más de 1 millón de empresas que han cerrado solo por el Covid este año, de acuerdo con el Estudio Sobre la Demografía de los Negocios que publicó hace unos días en INEGI.
Si había de otra, si en México tuviéramos un presidente cuya prioridad fuera la vida, la humana y la de las empresas y los empleos, pero AMLO es quien gobierna, seguirán muriendo mexicanos y empresas.
Ángeles Azules; échales un was!
Una buena noticia para quienes viajan en las carreteras de Tamaulipas es la disposición del auxilio de Los Ángeles Azules, corporación creada por la administración actual y de la que el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca compartió el número de washapp para quien se le ofrezca durante el viaje.
“El servicio de apoyo mecánico de los #ÁngelesAzulesTAM también está disponible por la noche. Si se te presenta una emergencia por avería de tu coche en carretera, recuerda marcar al 911 o enviar mensaje vía whatsapp al 8341792590”, publicó en Twiter el gober.