@ Los hechos de las últimas semanas en Matamoros han servido para recordarnos que aún nada está escrito de cara al 2015 —ni se diga al 2016— y por eso, todo puede pasar durante este tiempo.
@ Si alguien creía que todo estaba escrito, o pensaba tener certeza sobre las condiciones en las que se dará la contienda electoral federal por aquellos lares, ahora bien tendría que replantearse sus pronósticos.
@ La bomba que le explotó ayer a Erick Silva es un gran ejemplo de ello. Hasta ayer al mediodía, el ex alcalde de Matamoros era visto como el aspirante más fuerte a la candidatura de la diputación federal; él mismo ya se veía compitiendo contra los panistas.
@ Pero la noticia lanzada desde los Estados Unidos derrumbó por completo su proyecto: pasó de ser el “héroe” que podía ganar la batalla imposible, a ser un prófugo de la justicia norteamericana. Así es el destino, sobre todo cuando hablamos de política.
@ Las acusaciones en su contra son muy graves en un país que dedica grades esfuerzos y presupuestos para perseguir el lavado de dinero; para Silva, pues, vienen días muy complicados de los que no podrá salir ileso.
@ En su partido, desde ayer empezaron las maniobras para evitar más raspones de los inevitables; es fácil predecir que lo que viene ahora será una letanía de deslindes, incluidos quienes hasta hace unos días presumían con orgullo sus fotos con Erick.
@ Lo que son las cosas, hace no más de 15 días, fue el equipo de enfrente el que recibió sendos misiles que afectaron su línea de flotación y de los cuales todavía no se recuperan.
@ Ninguna operación mediática fue capaz de frenar el descrédito que el escándalo de la desaparición de los jóvenes estadounidenses causó a la administración de Lety Salazar, y Biasi, a quien se involucró a través de su agencia aduanal.
@ A la alcaldesa, famosa por presumir su poder casi divino, no le quedó de otra que reconocer su vulnerabilidad y cambió el tono de su voz, su presencia constante en los medios y la actitud amenazante con la que se dirigía a quienes considera sus enemigos.
@ Son sólo dos ejemplos de algo harto conocido pero que parece olvidarse a quienes se dedican a la política y se emborrachan con las mieles de poder: hace falta un solo desliz, o una azarosa combinación de hechos, para pasar del cielo al suelo.