“No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias”
M. Gandhi
Quiero creer que no existe persona en el mundo que repruebe lo ocurrido en Ayotzinapa, Guerrero. La desaparición forzada de mínimo 43 estudiantes, sin alguna respuesta concreta, ha sido repudiada por cualquier persona en el mundo que conozca la noticia, pero esta situación no es justificante para generar más violencia entre los ciudadanos, no es justificante para dejar nuestra humanidad a un lado.
Conforme pasan los días, es tormentoso cómo podemos perder la sensibilidad racional ante las cuestiones de dolor ajeno, pero también es lamentable cómo se confunde la sensibilidad con odio, con la falta de criterio a la hora de criticar y lanzar piedra a cualquier servidor público sin ni siquiera escuchar diversas versiones de los acontecimientos, formando criterio a través de dichos infundados o, peor aún, sin tener un poco de interés en la investigación, que es al final el camino para el esclarecimiento de la verdad histórica.
Bertolt Brech mencionaba que no debemos aceptar sin discusión las costumbres heredadas, que no debemos decir: “es natural”, ante los hechos cotidianos, que ante una época donde la humanidad se encuentra deshumanizada no debemos decir: “es natural”, para que todo pueda ser cambiado, y es totalmente cierto su percepción de la realidad que le tocó vivir.
Como ser humano, más que como victorense, tamaulipeco o mexicano, me lastima la injusticia y la impunidad, pero también da lástima el borreguismo en que caemos constantemente, el seguir una corriente por el simple hecho de seguir o de creerse de izquierda o de ideas progresistas, eso no se vale.
Debemos discutir pero con fundamento y algo de razón, saber convivir en paz ante la diversidad de opinión, hacer a un lado cualquier color, ya que muchos caminos llevan a Roma, y para mí Roma significaría el bien, ¿acaso no queremos todos paz y bienestar común?
Para lograr la tranquilidad nos corresponde construir ese camino a través de la cultura de paz, si no empezamos siendo jueces en nuestra casa con nuestras acciones, ¿cómo queremos pasividad en nuestro alrededor?
Lo que actualmente vemos no es un producto de menos de dos años de la Presidencia Nacional, es el resultado de la falta de corazón de muchos entes en nuestra historia nacional, entes que en muchas ocasiones, sin importar el color, sólo han compartido un objetivo, y ese objetivo ha sido todo lo contrario al desarrollo social ni el respeto a los derechos humanos de nosotros como connacionales.
Por eso yo te invito a que reflexiones cada vez que lanzas odio hacia la persona que está a tu lado, hacia el sistema, hacia tus representantes, porque ese odio lo estás lanzando a ti mismo sin darte cuenta, posiblemente has permitido en medida lo que daña nuestra nación, posiblemente has sido cómplice y actor, eso puede cambiar a partir de tu acción de hoy, de una meditación hacia adentro antes de exteriorizar cualquier crítica, hagamos las paces con la humanidad, recuperemos la sensibilidad racional.
RECOMENDACIÓN SEMANAL: Película “Chef”, una comedia romántica de un cocinero que se recupera y encuentra consigo mismo al tocar fondo y volver a las raíces que los hicieron crecer: su familia.
Twitter: @arnhuerta