16 abril, 2025

16 abril, 2025

Recuerdo de tristes Navidades

columna invitada

Cualquiera se puede contagiar del espíritu navideño que ve uno en las calles, con las tradicionales posadas y hasta con el animo de regalar aun cuando no se tenga el recurso económico para hacerlo. Ese espíritu que ronda en las ciudades, es el que dicen el 84 por ciento de los mexicanos que disfrutan las fiestas decembrinas.

Año tras año me viene el recuerdo de mis tristes Navidades, no como un mal recuerdo sino como una condición que me ha llevado a no disfrutarla como el resto de la gente. Esta condición es compartida por muchas otras personas que de forma fortuita u obligatoria viven estas épocas igual que en mi caso.

Le comparto estimado lector. Hace 28 años cuando empecé a trabajar en los medios, por ser el nuevo trabajador y el más chico de edad, en mi primer año laboral me tocó cubrir a mis compañeros durante el 24 y 25 de diciembre. Debo confesar que el 24 no sentí tanto la falta de una celebración familiar pues el teléfono del canal de televisión no dejaba de sonar una y otra vez, el público televidente llamaba solo para felicitar y de pronto empezaron a llegar platillos a la cabina de los clientes del Canal 2 de Nuevo Laredo y del mismo público. Me resultó hasta divertido hasta que recibí la llamada de mis padres que se habían ido a la Ciudad de México, donde yo debería estar si no estuviera trabajando. La nostalgia me invadió. El 25 nadie habló al canal, nadie llevó ni un refresco y ni el guardia de la televisora asistió, me la pasé llorando todo el día pues la novatada a mis 15 años me resultó abrumadora.

Al año siguiente pasó lo mismo, pero por lo menos estuve acompañado por otro operador del Master del Canal, Antonio Madrigal (Q.E.P.D.) quien no celebraba la Navidad así ni siquiera había el mínimo improvisado festejo navideño laboral en la cabina, por lo menos tuve compañía. En el transcurrir de mi vida laboral se convirtió en una costumbre trabajar en estas fechas de celebración, mismas que fueron menguando al grado de no saber convivir en las muy pocas Navidades en las que si pude estar presente con mi familia.

Traigo estos recuerdos a este espacio como un humilde reconocimiento a todos los que viven la misma circunstancia que mis Navidades, pues el periódico debe estar en la puerta de su casa el 25 de diciembre, también una estación de radio o televisión debe estar operando para que Usted pueda disfrutarlos después de la Nochebuena. No se diga los empleados del gobierno que en muchas ocasiones son denostados por las generalidades, desde aquel operario del servicio de agua hasta los servicios de seguridad.

Tristes Navidades son las que realmente tienen muchos otros mexicanos sumergidos en la pobreza o en la soledad, aunque son una minoría relativa son casos que los tenemos muy cerca de todos. Estos no viven la Navidad por cuestiones laborales y por asuntos religiosos, no la viven porque apenas si sobreviven.

Van estas líneas para reconocer a los hombres y mujeres que sacrifican sus Navidades sólo para que los demás puedan disfrutarlas en familia. Si usted va a disfrutar las fiestas decembrinas en familia, disfrútela en grande sinceramente y ore por los que están laborando en ese momento. ¿Usted qué opina?

www.daviddorantes.mx

Facebook
Twitter
WhatsApp