20 abril, 2025

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La Humillación del Año

Peloteo

No se recuerda una catástrofe parecida. El 8 de julio de este año que está llegando al minuto 90, Alemania derrotó a Brasil 7-1 en semifinales del campeonato Mundial de Brasil 2014. El estupor invadió a los 60 mil perplejos aficionados que colmaron las tribunas del estadio Mineirao de Belo Horizonte.

Ni siquiera quienes dimos como favorito al equipo alemán nos imaginamos que la derrota podía ser tan escandalosa. A pocos minutos de iniciado el partido, el conjunto germano empezó a aprovechar los graves errores defensivos de los patidifusos brasileños, que no alcanzaron a ver ni las placas del enorme tráiler germano que los arrolló. El quebradizo aparato de retaguardia de Brasil se desmoronó como un polvorón y la burbuja del triunfalismo se ponchó irreversiblemente.

Al minuto 29 de la primera parte, el marcador estaba ya 5 a 0. Con ese marcador se fueron al descanso. Corrió la versión de que en el entretiempo, técnico y jugadores alemanes acordaron quitar el pie del acelerador y ser misericordiosos con los inofensivos brasileños, remedos de futbolistas de jerarquía. Esperamos que eso no haya sucedido porque un equipo no debe dejar de buscar la portería contraria, en un marco de deportivismo. Si metes siete, ¿por qué no intentar clavar ocho o nueve?

Los brasileiros terminaron apachurrados y deprimidos, quedando al descubierto sus carencias y la falta de excelencia de muchos de sus hombres. Surgió también la pregunta en torno a si exponentes como Ronaldinho, Kaká y Robinho tenían que haber integrado el plantel mundialista. Fue la derrota más abultada de Brasil en su historia, después del 6 a 0 que le infligió Uruguay en el Campeonato Sudamericano de Selecciones de 1920. Brasil tenía 62 partidos sin perder como local después de la caída ante Perú (1-3) en la Copa América de 1975. Un dato más: la única vez que Brasil y Alemania habían jugado en un Mundial fue en Corea-Japón 2002. Brasil ganó dos a cero con anotaciones de Ronaldo.

Alemania llegó vigorosa a la gran final ante la selección de Argentina y se proclamó campeona del mundo con todo merecimiento en el marco incomparable de Maracaná, escenario particularmente contrario al odiado rival de los amazónicos. Fue el chico Götze, que no había tomado parte en la masacre conocida como el ‘Mineirazo’, quien marcó el gol del triunfo teutón. Amortiguó un servicio con el pecho, giró sobre la marcha y sacó un disparo cruzado de zurda para vencer al portero Sergio Romero, un gol de primor estético.

En la televisión he planteado la siguiente pregunta: ¿La derrota de Brasil ante Alemania fue más grave que la sufrida al perder el duelo final del Mundial de 1950 frente a Uruguay, el día del llamado ‘Maracanazo’?

Considero que no, por una sencilla razón de lógica elemental: es peor perder una final de Campeonato Mundial que un encuentro de semifinales. La caída ante Uruguay privó a Brasil de ganar una Copa del Mundo en casa, encontrándose como súper favorito para conquistarla, mientras que en el juego ante Alemania no estaba en juego ganar una justa mundialista.

El tropiezo ante Alemania fue pues, más humillante, pero no el peor, en términos de “tragedia” deportiva. ¿Ustedes que opinan sobre esta afirmación?

heribertomurrieta65@gmail.com

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