Por más esfuerzos que los publicistas del gobierno federal hacen por levantar la moral de este pobre, sufrido y sangrado país, parece que estamos destinados a recibir sólo malas noticias, la economía por la calle de la amargura, la inseguridad galopante, la desconfianza al tope, el descrédito internacional como nunca.
Así es mis queridos boes, la media hora de boletines que le dedican los noticieros nacionales al gobierno de Enrique Peña Nieto no han servido sino para que las televisoras se ganen muchos millones de pesos de nuestros impuestos, pero de mejora en la imagen del mandatario, de la mejora en el ánimo nacional, nada.
Y es que, solo para echar un vistazo a lo más reciente, tenemos que empezar con que el dólar ayer rasguñaba los 16 pesos, cuando en diciembre Hacienda y el Banco de México nos vendían que la fluctuación a la alza que comenzó cuando la divisa verde estaba en los 13 pesos, sería pasajera.
De tan pasajera que se pronosticaba, hoy ya van más de tres meses en los que el dólar hace trizas a nuestra moneda y el desliz no tiene como para cuándo parar, obviamente con todos los perjuicios que eso significa para la planta productiva, para la economía fronteriza.
La segunda noticia muy mala también tiene que ver con la economía, porque el precio del barril de petróleo ligó su quinta baja, puesto que en la jornada de ayer martes perdió casi dos dólares al venderse en poco más de 45 dólares, cuando el estimado el año pasado era de 82.
Eso, claro significa muchos millones de dólares menos para las arcas federales y de los Estados, es decir, menos dinero para obras y programas sociales.
También ayer se dio a conocer la encuesta que le encarga a Mitofsky la ONG México Unido Contra la Delincuencia y los datos son reveladores para mal.
Con datos de las procuradurías generales de justicia de las entidades de la República, publica México Unido, compilados y difundidos por el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública (SESNSP), se reporta una disminución de 5.4% entre 2013 y 2014, al pasar de 1,681,077 delitos registrados a 1,590,282, respectivamente.
“No obstante, la Décima Cuarta Encuesta Nacional Sobre Percepción de Inseguridad Ciudadana en México, elaborada por México Unido Contra la Delincuencia y Consulta Mitosfky refleja que en el último año se incrementó el número de personas víctimas de un delito al pasar de 24.5% a 30.8% de la población”, dice el documento de la ONG.
“Es decir, hay una contradicción entre los resultados dados a conocer en los informes oficiales y los datos recogidos en ejercicios independientes que expresan la percepción de la sociedad”.
Ni para qué preguntar a quién se le cree más, si a los que intentan a toda costa pintar de rosa el rojo sangre del país o a los que se organizaron tras padecer en carne propia o tras la pérdida de sus familiares a manos de la delincuencia.
La medición estableció que el 55 por ciento de los mexicanos cree que la guerra contra la delincuencia la van ganando los malos.
Pero además la organización cuestiona que a diferencia de lo que se hace en el resto del mundo, la autoridad mexicana no hace referencia a la cifra negra de delitos; es decir, los que no se denuncian por temor a represalias, por conocimiento de la corrupción y demás.
“La cifra negra, misma que representa a los delitos no denunciados y a los denunciados pero que no derivaron en un registro oficial, asciende en nuestro país al 93.8%. Este elevado porcentaje ha venido creciendo en los últimos años y obedece principalmente, en casi 7 de cada 10 casos, a razones asociadas a la autoridad, que ponen de manifiesto la desconfianza ciudadana que persiste y que alimenta la existencia de esa carencia de denuncia”, añade el organismo.
Si quieren otra mala noticia, ahí está el ridículo judicial de las autoridades federales en Michoacán, donde tras más de dos meses detenidos dos grupos de autodefensas, los encabezados por Hipólito Mora y otro individuo al que apodan el Americano tras un enfrentamiento que dejó 10 muertos, los ‘fabulosos’ Ministerios Públicos y jueces determinaron que ambos grupos dispararon en defensa propia y todos están libres.
En qué cabeza cabe semejante barbaridad jurídica, sólo en la de la autoridad mexicana, cortaron por lo sano, determinaron un empate entre los enjuiciados y todos libres.
La gran pregunta es: ¿y la justicia para los muertos?, ¿y el precedente que se sienta con tal decisión?, les vale.
Insisto, parece que Dios nos hubiera abandonado como país, porque ya ven allá por la frontera tamaulipeca ayer sonaron nuevamente las balas, hubo bajas, zozobra y lamentos.
Ojalá que pronto vengan las buenas noticias no sólo para la frontera cueruda, sino para todo el país.
Es deseable también que los eventos de sangre que se padecen hacia el norte no contaminen al resto del estado, sobre todo porque estamos a menos de tres semanas del periodo vacacional de la Semana Santa y la economía sureña urge de visitantes, mismos que ya sabemos con una detonación tienen para espantarse y no venir.
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