27 julio, 2025

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La odisea del Camino Real Victoria-Tula

La vieja ruta se considera una proeza de la ingeniería; nunca antes en el territorio del país había existido un sistema montañoso tan difícil como el que se encontraba en la Sierra Madre, en especial, el paso “El Ahorcado”

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Cuando Victoria comenzaba a crecer como una ciudad independiente alejada de los disturbios sociales que se habían generado durante la época revolucionaria, mostraba aún un rostro parecido al resto de las Villas, aún cruzaba alguna gallina despistada en medio de la plaza.

Aún llegaban las familias en viaje de carreta y se cultivaban hortalizas rumbo al Pitayal.

El Camino Real a Tula significó, a principios de siglo pasado, el primer camino que se aventuraba más allá de donde se encontraba la naciente ciudad, era en su momento el mejor espacio para llegar a la Hacienda Tamatán y de ahí a la Pedrera.
Fue un camino que utilizaban más los habitantes de la Hacienda Tamatán y San Isidro.

En los 40s aquel espacio se perdió y se traza la Calzada a Tamatán o Calzada General Luis Caballero. Ya se conocía el asfalto, pero los viajes en terreno pedregoso se quedaron en la memoria de los que atravesaron esos espacios.

Caminar entre rancherías no significaba más que tiempo y esfuerzo, muchas maestras recuerdan que antes de irse a trabajar ordeñaban y luego, protegidas por la media entre su pie y los zapatos, andaban hasta llegar al aula de clase.

Había caminos transitados por viejas camionetas de redilas acondicionados con bancas y cuando no se alcanzaba el autobús «pollero», no había más que trasladar a maestros y doctores hasta el pueblo en ese eterno golpeteo de glúteos.

La vieja ruta Victoria-Tula se considera una proeza de la ingeniería, pues nunca antes en el territorio del país había existido un sistema montañoso tan difícil como el que se encontraba en la Sierra Madre, en especial, el paso “El Ahorcado”, abierto en 1902, en las montañas que separan a Victoria de Jaumave.

Hacia el río Purificación y Corona, eran los viajes de don Santos Caballero, sitios que se tenían que cruzar en chalán cuando la fuerza de la naturaleza así lo ordenaba.

En 1925, el presidente Plutarco Elías Calles dio el banderazo para la construcción del nuevo sistema carretero. En Victoria algunos presidiarios habían trabajado duro en el Camino Real, justo cerca del Huizachal.

La intención era pavimentar el camino con laja, pero los trabajos no se adelantaron mucho y el trazo de la moderna carretera llegó en 1928, pero hasta 1936 se logró el enlace hasta el Distrito Federal y se concluyó hasta 1964.

La carretera estaba en construcción también rumbo a Villa Juárez, hoy Mante y con frecuencia aunque los pasajeros de primera y segunda viajaban en el mismo espacio y casi en asientos continuos, los de primera pagaban por la certeza de no bajarse a empujar si el camión llegaba a caer en algún lodazal.

Protección Animal, en aquel tiempo no existía, así que los cabritos viajaban amarrados en la parte superior de los autobuses o en los pies de los pasajeros dentro de la camioneta con redilas.

En esas ocho horas de viaje de Palmillas a Victoria, por el Camino Real, y por “La Tacita” , donde se veían las luces de Victoria en 1955, los pasajeros lanzaban un suspiro y decían: “Ya en dos horas llegamos”.

Por la escalera de atrás los hombres jóvenes se atrevían a hacer el viaje…desde las alturas.

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