Los personajes cotidianos poseen el armamento más poderoso; el perfume y su verbo. Zorry es una verdadera amenaza urbana porque su poderoso perfume añejado en su piel y sus ropas reparte su cauda en calles y banquetas con paradas en las esquina para fumigarnos con su potente olor a churros quemados y maguacatas troneras.
Zorry es quizá el personaje urbano más temido en la zona Centro de la Ciudad, porque a su paso va tumbando como bolos de boliche a cuanta gente se le arrima o es un obstáculo a su andar de brinquitos.
Ayer pasó por los pasillos del CCT, con sus pasos trepidatorios y a su paso, las narices de comensales y mirones se tapaban al unísono como un coro controlor purgado por los días y semanas sin bañarse.
Zorry es implacable, basta con choteo de su barba y una rascada volátil para dejar sembrados al más pintado de los transeúntes que pululan por la Plaza Juárez.
Terrorista urbano con sus poderosos gases, que de ser industrializados puede ser una temible bomba para los ejércitos islámicos de Irak y Siria. Por eso es protegido por el FBI, ante el temor de que el fuerte olor de Zorry caiga en malas manos y convertirse en un humor letal.
Zorry integra mi libro de los 10 personajes populares de mi Ciudad. Que ya pronto viene la segunda edición aumentada. El libro más importante de la vida urbana de Victoria, escrito por un victoriano, porque me cortaba el pelo con Don Victoriano, un antiguo Fígaro de la calle 16 Zaragoza.
