“Todos deseamos llegar a viejos. Y todos negamos que hayamos llegado” Quevedo.
LO CLARO. Con buen tino y mejor talento, dijo una vez el ex presidente de Uruguay, José ‘Pepe’ Mujica. “En la casa se aprende a saludar, dar las gracias, ser limpio, correcto, solidario, no robar, no mentir, cuidar la propiedad, ser organizado. En la escuela, las matemáticas, ciencias, sociales, inglés, geometría y se refuerzan los valores que les han inculcado en casa”.
En el mismo tenor, el legislador neolaredense –y presidente del Congreso Local de Tamaulipas- Ramiro Ramos, hace hincapié en lo que considera ‘el eje rector de las políticas públicas en el país’. Al referirse al reto educativo.
Señala cómo desde cada ámbito, el caso del presidente Peña Nieto en el ejecutivo, el gobernador tamaulipeco Egidio Torre en lo estatal y la adecuaciones legislativas que compete a la formulación del marco legal, que en conjunto logran que se invierta más en aulas y en tecnología.
De esta manera, se privilegia el mejorar las condiciones de vida de la población. La base primordial de este rubro, ha sido la reforma educativa, que impulsa el fortalecimiento
formativo de los educandos.
La parte inductiva, es la participación de la familia. Que fortalece los conocimientos adquiridos por los menores, en las aulas.
LO OSCURO. Usted puede ser una persona muy malvada, rapaz, avezada en cuestiones sindicales, delitos contra la salud, de dineros ajenos y otras maravillas, “mientras el cuerpo aguate…”
Sí. La justicia mexicana –y parece que opera igual en otros países- es severa; marcial, contundente y caritativa, hasta cierta edad.
¿Por qué?
Si sus delitos —aún de lesa humanidad— son comprobados y sancionados, tenga usted por seguro que con buen abogado, las celdas mexicanas le auguran un hospedaje paternalista, que significa que purgue condena sólo si tiene edad para pagarla. La justicia es contemplativa de la edad del reo.
Lo que significa la alta caridad que observa ésta por la gente mayor. Siempre se conmuta su castigo, a permanecer ‘encerrado’… en casa.
Cuando las fuerzas ya le han abandonado y ‘humanamente’ ya no debe pagar a la sociedad, los males causados contra éstos.
Lankenau —dueño de banca Confía—, defraudó con más de 170 millones de dólares a 230 inversionistas. Su estancia en la cárcel, sumó apenas 8 años y remitido en ese mismo lapso a prisión domiciliaria. 65 años tenía.
Don Neto (Ernesto Fonseca Carrillo) igualmente convertirá su pena de 40 años de cárcel por secuestro y homicidio de Enrique Camarena, agente de la DEA, al refugio cálido del hogar. Su avanzada edad le impide los ‘ajetreos’.
Don Luis Echeverría —ex presidente de México— acató la resolución de su delito fincado por genocidio en la matanza de Tlaltelolco ’68, en las duras celdas de su hogar. La edad…
Elba Esther Gordillo, ex lideresa magisterial, ahora ya rondando los 70 años –antes “la guerrera”- asume su ‘culpa’ en la distinción de purgar sus delitos de omnipoder, amparada al padecimiento crónico de diez males que aquejan a su anciano cuerpo.
Al mismo beneficio, busca el ex presidente peruano Alberto Fujimori acogerse, a pesar de ser condenado por crímenes de lesa humanidad, de dictador, de corrupción, asesinato y secuestro, entre otros.
Como vemos, la justicia es para aplicarse en los jóvenes. Donde el escarmiento debe hacer mella.
Ya uno viejo…
COLOFÓN. Cicerón dijo “El viejo no puede hacer lo que hace el joven. Pero lo que hace, es mejor”. Los años de encierro, seguramente dieron la sapiencia ‘a alguien’ para controlar mejor a los maestros… desde casa. ¡Aguas!
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