5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

Ni Lupita, ni Juan Diego, ni el Papa

Polvo del camino

Amigos, les recuerdo que este viernes a las doce horas se llevará a cabo la presentación de la novela “Érase un periodista”. La cita es en el Museo de Arte Contemporáneo de las tres veces heroica Ciudad de Matamoros.

1.- Mientras tanto, a casi un año de distancia de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa el panorama no puede ser más desolador. Este jueves los padres de familia se entrevistarán con el presidente Peña Nieto y no hay esperanzas de coincidencia en los puntos fundamentales de estos hechos que han conmovido a la opinión pública del mundo-mundial.

Es una pena que el Papa Francisco no aprovechara su viaje al país vecino para darse una vueltecita por el México de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, pero ya vemos que no fue así.

Lo dijo muy claro y habrá que interpretarlo; “al principio se consideró que podría tocar tierras mexicanas entrando a los Estados Unidos por ciudad Juárez, pero luego se vinieron otras cosas y ya no fue posible, además hubiera sido una bofetada no visitar a la Guadalupana”.

Eso de “otras cosas” tiene que ver con aquellos desencuentros con las autoridades, cuando se refirió a que por acá “andaba suelto el diablo” y después el pedimento de que Argentina “no se mexicanizara” en razón de los problemas de violencia conocidos.

Ha transcurrido casi un año digo, y la sociedad sigue confusa. Investigaciones van y vienen pero no convencen. Ni siquiera la de los especialistas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a los cuales organizaciones “independientes” como la que encabeza la señora Wallace acusan de parciales y defensores de intereses antinacionales.

Quisiéramos saber que fue realmente lo que sucedió aquella noche del 26 de septiembre pero lo más probable es que jamás se aclare.

En tanto los padres luchan por sus hijos y no pierden la esperanza de volverlos a abrazar, como cuando eran pequeños, como cuando había que protegerlos de los fantasmas de la noche y los peligros de su inocencia.

2.-Por otra parte, la mejor evidencia de que la economía popular no avanza es que el salario mínimo permanece en estado de indigencia. La noticia más reciente de la comisión encargada de recomendarlo, ahora mismo lo sitúa en setenta pesos diarios aplicables sin excusa ni pretexto en todo el país, cantidad que por supuesto no alcanza para maldita la cosa, ni siquiera para un obrero sin familia. Y no hagamos cuentas porque terminaríamos lamentando la suerte del proletariado y el destino manifiesto de empresarios, políticos y todas aquellas familias de sofisticado apellido que han recibido beneficio y bendición del sistema.

México es el único lugar que genera al hombre más rico del mundo y a las mayorías más empobrecidas, estas últimas que como sabéis, son motivo y razón para que en un acto de
conciencia, misericordia, arrepentimiento o que sé yo, se haya creado el programa contra el hambre que a la vista del portador debe ser un fracaso en considerando que la ex titular de SEDESOL federal debió abandonar el cargo a pesar de los “apapachos” y los esfuerzos oficiales para convertirla en estrella del protagonismo o del “big brother” que para el caso es lo mismo.

De manera que serán setenta pesos diarios los que reciban a partir de octubre aquell@s que tienen la suerte de contar con un empleo en un escenario dominado por la mercadotecnia y el arrebato del comercio nacional e internacional. (En nuestros juegos infantiles decíamos “matanga dijo la changa” cuando a la brava alguien se apropiaba de las canicas del más débil). El simil tiene sentido si tomamos en cuenta lo que está haciendo el capital extranjero con los recursos naturales sin importar que “originalmente pertenecen a la nación”, según consta en la Constitución general de la República.

El asunto es que setenta pesos diarios no permitirán atender el constante llamado del supremo gobierno “a ahorrar” cuando apenas se podrá sobrevivir con lo elemental, si es que se sobrevive, si no psss no. También quedan fuera de las expectativas, una vez más, los alimentos y dietas recomendadas por la más linda publicidad gubernamental.

La triste realidad es que cuando menos sesenta millones de mexicanos seguirán débiles y desnutridos al igual que su descendencia y por lo tanto, víctimas de toda clase de enfermedades.

Pero no es todo porque la pobreza a que está condenada la mayoría, tampoco permitirá que niños y jóvenes sigan educándose. Ante este panorama, ¿cómo pedir que las nuevas generaciones se arraiguen en su tierra?.

Nuestros funcionarios, interpretando desde luego el sentir patronal, aseguran que un salario mayor produciría “inflación” que a la vez crearía más pobreza sin darse cuenta de que
al final de cuentas la inconformidad social podría terminar con los privilegios otorgados a esa minoría cuya riqueza no puede tener otro origen que la explotación del hombre por el hombre. ¡Ah, bruto!.

SUCEDE QUE
No es que Merceditas del Carmen Guillén san Vicente haya repuntado en sus afanes de alcanzar la gubernatura estatal, lo que sucede es que la opinión pública fue saturada de las virtudes que presuntamente contienen las personalidades del sexo opuesto aspirantes al mismo cargo, sea que se agotaron los adjetivos calificativos a favor de la decena de mortales que tienen de aquí a diciembre para seguir disfrutando su tiempo de idolatría.

Y hasta la próxima.

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