CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- El estruendo de un mazo rompiendo bloques de cemento, acabó con el silencio que reinaba la mañana del martes en Casas Blancas; una a una fueron cayendo a pedazos las paredes de El Nido de Correcaminos de Fútbol Americano, si ellas hubieran podido hablar, habrían contado miles de historias que atestiguaron por muchos años.
Eran las nueve con 24 minutos y los motores se encendieron, las máquinas golpeaban con fuerza y terminaban con la existencia del lugar que se convirtió en un templo para muchas generaciones de jugadores que forjaron la historia del “Corre”. El Nido cayó y con él quedó enterrada una bella historia.
Fue en los 90’s cuando el en ese entonces Coach del equipo, Ercel Lewis, adaptó el edificio que fue construido en 1945 para que sus jugadores tuvieran un sitio lleno de comodidades y motivaciones, fue para muchos ese lugar, como su segunda casa.
Ahí estaban los lockers, cada elemento del equipo tenía el suyo, además había regaderas, contaba también con una de las pocas máquinas de hielo que se tenían en la época y hasta un jacuzzi para recuperarse de las lesiones, unos metros afuera se encontraba el campo de entrenamientos, el cual hoy sigue intacto en las instalaciones de la iglesia Amor Viviente.
Ahí se realizaban las pláticas del equipo previo y posterior a cada entrenamiento, se planeaba lo que venía para el equipo y se analizaba a conciencia cada triunfo o derrota, así era el Nido.
Dentro de los jugadores que desfilaron en el inmueble, se encuentran Salomón Solano, quien llegó a jugar a la NFL de Estados Unidos y la Europea, Armando Ríos que participó en el Tazón Azteca y Guillermo Fierro, quien es considerado como el mejor coreback en la historia de la UAT, pasan los años y nadie ha podido superar sus números.
Ercel Lewis le dio forma a la institución y los hizo campeones de la Región en 1994, para el siguiente año el equipo ingresó a la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano donde fueron campeones de la Conferencia Norte en el mes de marzo y en ese momento el nombre de Correcaminos comenzó a sonar en todos los rincones del país cuando se hablaba de Fútbol Americano.
En 1998 Correcaminos volvió a ser campeón de grupo bajo el mando de Lewis, también en esa etapa quedó marcada en el concreto de El Nido, aparte de ser testigo mudo de la hazaña lograda en el 2004 cuando vencieron a Pieles Rojas en la final, equipo que tras la derrota desapareció.
La estructura no existe más, pero en el corazón de cada jugador que vivió una parte de su vida en el lugar, seguirán intactos por siempre los momentos que vivieron ahí, pues fue ahí donde se forjaron no sólo como personas, también como jugadores.
Mientras el polvo volaba y los trabajadores hacían su labor, Lewis miraba con nostalgia caer el primer Nido que tuvo Correcaminos, seguro recordaba los apasionantes momentos que ahí vivió.
El Coach miró fijamente la última pared que aún permanecía en pie, se acercó y la tocó con su mano izquierda, estuvo por un momento reflexionando y dijo se despidió.
Para crecer hay que decir adiós, desde ahora se escribirá una nueva historia ahí, de entrada ya existe un gimnasio que cuenta con nuevos lockers, gimnasio, baños y espacio para realizar activación cardiovascular.
ERA COMO MI SEGUNDA CASA: ‘BORRE’
José Juan García “La Borre”, presenció el momento en el que caían los muros de El Nido, en ese instante compartía que “Aquí llegué en mi primer año como jugador de Correcaminos de Liga Mayor, recuerdo muy claramente que lo primero que vi eran las paredes en las que el Coach Lewis pintaba los partidos de pretemporada” inició.
“Yo estuve tres años aquí mi último semestre en la UAT fue en el 2005, siento mucha nostalgia y se me vienen a la mente los recuerdos, iniciando por mi locker, viví muchas cosas, muchos sacrificios, aquí pasaba realmente todo, comíamos, nos bañábamos y hasta nos lavaban la ropa” comentó quien hoy en día es un promotor deportivo importante de la capital.
A “La Borre” no se le olvida el olor a limpio que expulsaba su ropa de entrenamiento o jersey para los partidos “Olía muy bien, a suavitel, muy rico” aparte todos los días estaba en su locker el casco que usaría exclusivamente en los partidos “Era una motivación para todos, así te preparaba el Coach Lewis para los partidos, en El Nido nos poníamos eufóricos antes de un juego, gritábamos y nos alentábamos” expuso.
En el 2002 fue un momento crucial para su vida, lamentablemente meses antes falleció su mamá “Y batallé mucho para superarlo, recuerdo una plática con el Coach Baldomero Solano, estuve a punto de quedar fuera del equipo por no dar las marcas, siendo que ya era un jugador veterano”.
“Me dieron oportunidad de realizar las pruebas de nuevo y las pasé, ese año nos metimos a playoffs, siempre lo hacíamos, siempre que entrenaba me motivaba mucho con las frases que estaban escritas en las paredes de los vestidores, ahí en El Nido empezaba todo, ahí se forjó la historia.




