Muchos años después se dimensiona el enorme valor de la obra realizada para Tamaulipas del extraordinario artista Diego Rivera. Quiero pensar el capital estético aportado a nuestra cultura plástica producto de un mexicano universal que contó el mecenazgo y la autoridad moral del Ingeniero Marte R. Gómez, gestor de que su amigo, el pintor de Guanajuato, realizara las viñetas que ilustraron el libro de la Primera Convención de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del Estado de Tamaulipas en 1926.
Viñetas de grato diseño, con la riqueza dibujística y el grabado. Este acierto estético se debió a instancias de Don Marte, alentador del gran arte mexicano de la posrevolución, y
que abrió la puerta a las obras maestras del arte mexicano del Siglo XX. En el mural de la Escuela Nacional de Agricultura, Chapingo, Diego Rivera plasmó esa amistad fecunda con el Ing. Marte R. Gómez, siendo una de las obras maestras del polémico artista donde la Tierra como Mujer fecundiza el futuro del campo mexicano.
El martes 12, en la Pinacoteca del Estado, se abrió la muestra Diego Rivera en Tamaulipas, donde abrimos más los ojos sobre este testimonio extraordinario de quien dibujó «al Bernal», el paisaje, al campo en la tierra más fértil del centro y sur del estado.
Tuve desde hace muchos años el goce de admiración de esta obra poco conocida, y en mis artículos de los años ochentas doy fe en mis colaboraciones para El Diario, El Mercurio y en Expreso. Donde hacía hincapié de incorporarlos a nuestra cultura plástica y a la educación de Tamaulipas.
En el 2010, impartí una conferencia sobre el tema, gracias a que conservo el catálogo original de la entrega por el Ing. Marte R. Gómez de su colección particular y la apertura de la Sala Marte R. Gómez del Palacio de Bellas Artes, y porque adquirí en Monterrey un libro enorme que contenía estas viñetas que pertenecen al Museo Nacional Diego Rivera de Guanajuato y al INBA.
Esto no es gratuito, soy un enterado del arte plástico de Tamaulipas y porque tuve la oportunidad conocer a Don Marte en mi época de estudiante en la Ciudad de México. Me alegra que hoy se de a conocer parte de este trabajo para Tamaulipas. A más de ochenta años de distancia. Hay por fin una justicia estética.