1 abril, 2025

1 abril, 2025

Don Juan y su burrita desafían juntos a la miseria

A sus 84 años, el jornalero avecindado en el ejido El Refugio sale cada mañana de su casa de cartón y lámina a ganarse el pan montado en “Pancha”, tras despedirse de su hijo, su nuera, sus gallos, gallinas y patos

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- El cantar del gallo avisa el inicio del día para don Juan Acosta Coronado, un hombre que a sus 84 años, trabaja como jornalero, acompañado de su machete, su entusiasmo y su burra “Pancha”.

Desde 1948, don Juan vive en el ejido El Refugio, la comunidad más pobre de Victoria, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

En el ejido las calles son de terracería, y abundan las casas con pisos de tierra, construidas con lámina y cartón, por donde se cuela el frío, y la lluvia causa una gran destrucción, dejándolos incluso sin hogar.

Sus pobladores tienen que viajar a la ciudad para tener un trabajo, excepto don Juan, él camina enérgico, pero pausado, debido a su edad.

Su casita está formada por tres cuartos, uno de concreto, uno de madera y uno de lámina. Además, tiene un fogón, donde cocina con leña sus papitas con huevo, cuando su economía se lo permite, y sólo después de haber alimentado a sus animales.

La esposa de don Juan ya no está, y de sus ocho hijos, ya sólo uno vive con él, es quien le ayuda en los gastos, con su trabajo como ayudante en una vulcanizadora.

“Yo aquí vivo con mi hijo, él se va a trabajar, él y su señora. Él trabaja en la ciudad, le ayuda a un señor en una vulcanizadora”.

“Mi hijo me ayuda, igual que mi nuera, que viven conmigo. Aquí en su casita tenemos la cocina es de lámina, y aquella casa (señala), ese cuarto, lo construí con lo que me dio el gobierno de indemnización cuando se llevaron el agua”.

Don Juan siempre ha sido muy activo en su trabajo, pero ahora el campo se está quedando sin gente, y para él, sin medio para conseguir recursos económicos.

“Antes había mucho trabajo en el campo, pero ya se acabó, francamente no hay nada, el campo está abandonado”.

Sus compañeros del día son sus nueve gallos y gallinas, ocho patos, y sus burros: Pancha y Pancho.

“Mi burra se llama Pancha, tengo nueve años con ella, pero ella tiene más de vida, pero no sé cuántos. Pero Pancha ya tiene un hijo también, se llama Pancho. Mis animalitos a veces comen y hay veces no”.

—¿Y usted?
“Pues también. Me hace falta comida, y luego nadamás con la ayuda del gobierno que nos da de 70 y más, pero es cada dos meses”.

De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, en Victoria existen 321 mil habitantes, la cuarta parte viven en situación de pobreza, y hay comunidades identificadas en pobreza extrema, como son los ejidos Diez Gutiérrez, Vicente Guerrero, La Esperanza y El Refugio, el hogar de don Juan.

Facebook
Twitter
WhatsApp