Durante el panel sobre Inmigración en la Frontera de Tamaulipas y Texas, que organizó ayer el Colegio de la Frontera Norte (COLEF), se confirmó la profunda descoordinación que hay en las diferentes dependencias del Gobierno para atender a los mexicanos deportados de los Estados Unidos por esta frontera y lo más vergonzoso la simulación de la que hacen gala las autoridades para presumir de que están trabajando para darles el auxilio.
En dicho evento, que fue coordinador por el Dr. Oscar Misael Hernández por el COLEF, participaron funcionarios del Instituto Nacional de Inmigración
(INM), del Grupo Beta, del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM), el Consulado de México en Brownsville, Texas.
Asistieron como invitados especiales la Cónsul General de de los Estados Unidos en Matamoros, Angela Derwin y representantes de las casas de atención a migrantes de Matamoros, Reynosa, Brownsville y Harligen.
Segismundo Doguim Martínez, nuevo delegado en Matamoros del INM presumió el programa “Somos Mexicanos”, que contempla apoyos de salud y económicos para ayudar los deportados a regresar a sus lugares de origen, estableciendo una coordinación con los diferentes niveles de gobierno.
Si ese programa funciona, la pregunta es ¿por qué se canaliza a los deportados a la casa del migrante, donde les dan hospedaje, alimentación, asistencia y apoyo para que regresar a sus lugares de origen?
Ese programa en Matamoros ha sido letra muerta, un fracaso, porque los deportados no son atendidos como presumen el INM y sino fuera por las organizaciones de migrantes en Matamoros y Reynosa, nuestros connacionales andarían mendigando para regresar a sus lugares de origen.
Gladys Edith Cañas, del ITM dijo que a los deportados se les apoya con dinero para que puedan comprar sus pasajes de camión y retornar a sus lugares de origen; también les ofrecen becas, se les afilia al Seguro Popular, se les brinda atención médica y se les proporcionan actas de nacimiento.
Si hay todos esos apoyos, ¿por qué los deportados tienen que ir a la Casa del Migrante de la Diócesis de Matamoros?.
José Arnulfo Vargas, coordinador del Grupo Beta, dijo que ellos son la “cara bonita del INM”. Algo debe saberle al Instituto para que haya dicho eso. Y presumió que son incansables defensores de los derechos de los migrantes deportados.
Aseguró que los llevan a la Central Camionera para que regresen a sus lugares de origen y sino tienen dinero los dejan en el módulo que tiene la casa del migrante en dicho lugar para que les brinden asistencia.
Afirmó que con sus unidades trasladan a los deportados desde la Central Camionera a la casa del migrante. Y cuando ya tienen dinero para sus boletos, ellos también les dan el transporte.
A Juan Antonio Sierra Vargas, responsable del módulo de la casa del Migrante de la Central Camionera, presente en el panel, se le caía la cara de verguenza, porque hace días dijo a los periodistas que la semana pasada en la primera expulsión de inmigrantes de marzo, terminaron de hace el traslados ellos con sus propias unidades a las 2 de la mañana.
También se mostró perplejo cuando escucho que se apoya los deportados con boletos de pasaje para que regresen a sus lugares de origen. ¿De que ciudad estarán hablando? parecía preguntarse.
Por las exposiciones que se hicieron en el Foro, más que un panel de análisis serio, parecía un concurso de mentiras entre las autoridades mexicanas.
Y la verdad, sería difícil seleccionar un ganador, porque todos merecían el premio.




