JUEZ: Presento a los distinguidos miembros del jurado y a la honorable audiencia el caso: “Juicio a la Escuela de hoy”, concediéndole de inmediato al abogado acusador, la palabra para que presente sus argumentos a que dé lugar, advirtiéndole que debe ser cuidadoso del lenguaje con que se exprese en la sala. Una vez advertido, me permito concederle la palabra para que nos explique el caso que nos ocupa.
ACUSADOR: Muy amable su excelencia, Albert Einstein dijo una vez: “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo… que es un ¡estúpido!”. Señoras y señores del jurado, hoy vengo a este recinto solicitando que se juzgue a la educación de hoy en día, que no solo pretende que los peces trepen árboles; sino que además, les hace realizar una carrera de cinco millas. Por lo que le pregunto: Dime escuela ¿Estas orgullosa de las cosas que has y sigues haciendo? ¿Esta orgullosa de seguir convirtiendo a millones de criaturas en robots? ¿Te das cuenta de la cantidad de niños que se identifican con aquel pez? Nadando a contra corriente en clase, nunca encontrando sus dones, pensando que son estúpidos, y creyendo que son inútiles. Pues te ha llegado la hora, no más excusas. Llamo a la escuela al estrado y lo acuso de matar a la creatividad, a la individualidad y de ser intelectualmente abusivo. Eres una institución antigua, que has sobrevivido sin haber cambiado un solo ápice en muchos siglos. Así que su señoría, con todo respeto, concluyo mi discurso de apertura, guardándome para que más adelante presentar las pruebas a mi favor.
JUEZ: Es procedente, autorizándosele a que las presente, en la inteligencia que deberá respetar las indicaciones ya señaladas
ACUSADOR: Gracias su señoría, permítame dar a conocer la primera prueba: Mirad un teléfono de hoy en día y compárelo con uno de hace cincuenta años. ¿Gran diferencia, verdad? Seguid conmigo. Aquí hay un coche nuevo, compararlo por favor con uno de hace cien años. ¿Gran diferencia ¿no? Pues fijaros. Esta es un aula de hoy en día, y esto era el salón de clase que se utilizaba hace más de ciento cincuenta años: ¿No es eso una vergüenza? Literalmente en más de dos siglos, ¡NADA HA CAMBIADO! ¿Y aun así dices que estas preparando estudiantes para el futuro? Pues con pruebas así debo preguntarte: ¿Es cierto que preparas alumnos para el futuro o para el pasado? Estos son Señor Juez, mis primeros agravios en contra de la escuela.
JUEZ: Escuchados sus agravios en contra de las instituciones educativas de hoy, concedo la palabra al abogado defensor de la escuela, para que exprese su defensa de los cargos emitidos en su contra.
ESCUELA: Gracias su excelencia, Yo fui creada para formar personas que trabajaran en las fábricas, en la sociedad industrial del siglo XVIII. De ahí que soy producto de la misma, por eso mis alumnos inician y terminan sus clases al sonido de la campana en sustitución del silbato de la fábrica, formándolos en una fila para pasar al salón ordenaditos, repitiendo hasta el cansancio la lección, al igual que el obrero que repite y memoriza el papel que se le asigna, en la elaboración de un producto. Alzando la mano para pedir la palabra, en señal de sumisión y respeto.
Dándoles un descanso a mitad de la jornada para comer y durante cinco horas al día, decirles lo que tienen que memorizar, Ah y hacedles competir por la calidad, para que logren su idoneidad.
Si no preparo gente para el futuro no es mi culpa, es consecuencia de los planes y programas que nos impone la S.E.P. A sus funcionarios son a los que debéis culpar, y no a mí ni a los maestros, que somos las víctimas de la subordinación e indefensión ante la autoridad, en todo caso ellos son los verdaderos culpables de que no preparemos a nuestros alumnos para el futuro y sigamos haciendolo para el pasado. Con lo aquí expresado dejo a su amable consideración y a la del honorable jurado mis alegatos, Su Señoría.
ACUSADOR: Entiendo que eres sobrevienta de aquellos tiempos, en que todo era distinto. Pero hoy, que vivimos en una sociedad del conocimiento y la información, no necesitamos seguir formando robots zombis, el mundo está cambiando vertiginosamente y nos está exigiendo personas pensantes creativas, innovadoras críticas e independientes, con una gran habilidad para conectarse. Cualquier científico nos dice hoy, que no hay dos cerebros iguales, amén de que cualquier padre con dos o más hijos pude confirmarlo. Así que no entiendo por qué tratas a tus alumnos como si fueran una tijera que corta igual para un cocido que para un remendado o como esas gorras que en cualquier campaña política se regalan, en esa “talla única que sirve para todos”. ¿No crees que si un doctor recetara exactamente la misma medicina para todos sus pacientes, los resultados serían trágicos, muriéndo mucha gente? Sin embargo cuando se trata de ti, eso es exactamente lo que ocurre. A eso se le llama NEGLIGENCIA
EDUCACIONAL. Por ello, señoras y señoras pido para el acusado la mayor sentencia que se haya concedido en esta sala.
JUEZ: Nuevamente le concedo la palabra a la escuela, para que presente sus alegatos. Tiene la palabra el abogado del acusado.
ACUSADOR: Tiene razón en parte el acusador, ¿Pero qué puedo hacer con maestros atendiendo a grupos de cuarenta alumnos, cada uno con distintas fortalezas o debilidades, distintas necesidades, distintos dones, distintos sueños. Y para acabarla de amolar, con una autoridad con la guillotina lista para cercenar cabezas al menor signo de rebeldía, como negarse a presentar un examen estandarizado de opción múltiple y con sueldos de miseria, que nos obliga a buscar otra chambita para poder subsistir? Por estas razones y muchas más, rechazo y me inconformo categóricamente de la acusación, de “NEGLIGENCIA EDUCACIONAL”.
JUEZ: Por falta de tiempo, queda suspendida esta audiencia, continuándola en fecha próxima prestablecida. Muchas gracias a todos por su presencia.
*Diálogo adaptado y editado, en base al Video: “La Escuela de hoy”, enviado a este servidor por un amigo anónimo, mediante WhatsApp.




