Desde las primeras reuniones que sostuvo con militantes blanquiazules, antes de que fuera designado candidato del PAN a la alcaldía de Ciudad
Madero, Andrés Zorrilla perfiló el eje sobre el que giraría su gobierno: Generar ideas para el cambio.
Para hacer eso posible, era necesario escuchar propuestas novedosas, proyectos que rompieran con los esquemas establecidos. En concreto, marcar la diferencia.
Y desde los tiempos en que estaba a punto de ser nominado por Acción Nacional a la presidencia municipal maderense, un integrante de su equipo planteó una idea diferente, una manera distinta para festejar los días previos a la Cuaresma: Realizar un Carnaval en la Playa.
Así de simple, así de fácil: La idea era novedosa. Algo nuevo que rompía con el modelo de siempre, el formato utilizado una y otra y otra vez por varias administraciones.
Si el máximo atractivo turístico de Ciudad Madero y del sur de Tamaulipas es la Playa de Miramar, ¿por qué el Carnaval no se realizaba ahí, frente al mar? ¿Por qué se desaprovechaba todo ese potencial que representa y significa la Playa?
De hecho, la idea ya había sido planteada un año antes. El entonces regidor panista Rodolfo Carrizales (actual director de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de la urbe petrolera) propuso esa posibilidad en una sesión de Cabildo. Sin embargo, la administración priista ni siquiera consideró el planteamiento. ‘Lo tiraron a loco’.
Pero cuando Andrés Zorrilla llegó con los vientos del cambio a la candidatura del PAN a la alcaldía maderense, la idea fue tomada de inmediato para desarrollarla una vez que se obtuviera el triunfo en las urnas. Así sucedió.
El alcalde de Madero organizó varias reuniones de trabajo para definir los detalles de la organización del festejo. Bajo el esquema de ‘la lluvia de ideas’ se configuró el andamiaje inicial del proyecto carnavalesco.
Ahí participaron la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Desarrollo Económico y el Sistema para el Desarrollo Integral para la Familia (DIF) a través de su presidenta, Angélica De la Garza de Zorrilla, que se metió de lleno en la organización del evento.
Además, Andrés Zorrilla planteó desde el comienzo que el Carnaval de Playa tenía que convertirse en un proyecto que le diera un sello de identidad a Ciudad Madero.
Es decir, que desde la primera vez que se realizara el Carnaval de Playa, se identificara a Madero como el punto de referencia turístico no solamente de la zona sur, sino de todo Tamaulipas.
Definidas las líneas de acción, el equipo de trabajo tenía el compromiso de hacer una verdadera fiesta carnavalesca, nada que ver con aquél ‘carnavalito’ de 6 años atrás, cuando apenas desfilaron 12 o 15 comparsas por la zona centro. Nada de eso. La responsabilidad era hacer algo distinto y bien hecho desde la primera vez.
A los detalles de la organización se sumaron las pautas a seguir en materia de Protección Civil, Servicios Médicos, Vigilancia Vial y Seguridad Pública.
Por supuesto, asegurar la participación de las comparsas y contingentes era clave, fundamental. Las Academias de Baile respondieron de inmediato, encantados con la idea de que la celebración se llevaría a cabo en la Playa de Miramar. También se contaría con la asistencia de la Reina del Carnaval de Veracruz.
A la vez se propuso una idea que se convirtió en la cereza del pastel o, mejor dicho, del Carnaval de Playa Miramar: Dos conciertos musicales que se escenificarían alrededor de las 11 de la noche, cuando la fiesta carnavalesca estuviera a punto de terminar. Uno de esos conciertos con
el cantante Yahir.
El resultado de la organización del evento derivó en un éxito que rebasó todas las expectativas: 180 mil personas asistieron al Carnaval y a los conciertos durante el sábado y el domingo. La derrama económica estimada ascendió a los 90 millones de pesos. Fue un suceso.
De la Plaza Gobernadores a la Plaza Miradores, con dos puntos donde se ubicaron los jueces para calificar a las comparsas, los miles de asistentes disfrutaron el festejo carnavalesco.
Así se generó y se organizó el Carnaval de Playa Miramar, un rotundo éxito que, desde ahora, representa un sello de identidad para Ciudad Madero, el referente turístico del sur de Tamaulipas.
Y PARA CERRAR…
La regidora tampiqueña Silvia Guzmán, que presume por todos lados un doctorado en Educación, cree firmemente en ‘el bienestar familiar’.
Por esa razón metió a trabajar a la administración municipal porteña a su esposo Antonio Requena Garza, quien también es profesor. ¿Qué tal? ¿Cómo la ven? El beneficio de la nómina para el matrimonio.
