Más allá de la disputa por la presidencia de la república y de la búsqueda de la mayoría en el Congreso de la Unión, hay otras cosas en juego en la elección del próximo año.
En ese contexto, cada partido político afrontará los retos de su presente y, por consecuencia, de su futuro en el escenario estatal.
Acción Nacional tiene la misión de mantenerse como el partido hegemónico en Tamaulipas tras su contundente triunfo de 2016, cuando ganó la gubernatura, el control del Congreso del Estado y se llevó la mayor cantidad de presidencias municipales.
El PAN deberá asumir también el rol de partido en el poder, con sus ventajas y desventajas, con sus fortalezas y debilidades. De entrada, a nivel estatal, inicia como favorito en la carrera electoral del 2018.
El Revolucionario Institucional se jugará, en buena medida, la posibilidad de sobrevivir.
Si el PRI pierde el gobierno federal, como es lo más probable de acuerdo a las tendencias que reflejan las encuestas hasta el momento, será muy difícil para el tricolor reorganizarse en la entidad tamaulipeca.
El priismo tendrá una cuesta por demás complicada por subir y superar. Además, el riesgo de la división y la fragmentación estará latente.
El Movimiento de Regeneración Nacional enfrenta un problema de arranque: En los estados del norte de México la presencia de la izquierda siempre ha sido débil, frágil, casi raquítica.
En esta ocasión, el panorama luce un poco distinto. La migración de priistas a sus filas se ve alentada ante los nubarrones que se ciernen sobre el partido tricolor, pero eso no es suficiente para captar los votos que conduzcan a Morena hacia la victoria en las urnas.
Eso sí, sin lugar a dudas, la organización lopezobradorista registra un crecimiento constante. Morena está al alza en el mercado de valores de la política nacional y de la entidad.
Por su parte, el Partido de la Revolución Democrática se encuentra entre la vida y la muerte política.
Parece un partido en proceso de extinción. Sus tribus internas nunca entendieron que las pugnas lo llevarían a su desaparición, la que podría consumarse en unos años más en el escenario político nacional.
A nivel estatal, el PRD ya perdió el registro en 2016. Una pérdida dolorosa para quienes detentan el control del sol azteca en tierras tamaulipecas.
El Movimiento Ciudadano, otro partido que dice ser de izquierda, tiene un dilema: jugársela con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador o afrontar la elección presidencial de 2018 por su propia cuenta.
¿Cuál será la decisión que tomen sus directivos? Eso no es todo: ¿Aceptará ‘El Peje’ el respaldo naranja?
Los anaranjados también dependen de una sola figura en la entidad. Y esa dependencia es cada vez más desgastante para un partido que dice ser ciudadano, cercano a la sociedad civil. Si no se reinventa, el fracaso puede ser estrepitoso en las urnas.
Encuentro Social debería pensar más allá de su estructura religiosa y de ciertos ‘padrinos’ que lo apoyan desde la Ciudad de México, liderazgos vinculados al priismo más arcaico.
¿Será capaz el PES de ir por otro tipo de votos? Luce difícil que eso suceda en el corto o mediano plazo.
Del PT no tiene sentido hablar.
En la elección de 2018 hay muchos asuntos en juego, más allá del poder presidencial y del control del Congreso de la Unión. Estará en juego el futuro de los partidos políticos. Algunos de ellos podrían desaparecer.
Y PARA CERRAR…
El Carnaval de Altamira fue un éxito. El factor de la gran convocatoria: Los conciertos musicales. Buen punto.