23 abril, 2025

23 abril, 2025

¿Sólo botín político?

Polvo del camino

*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.

Yo digo y sostengo que la clase política quedó atascada en su mediocridad y también en su ambición y voracidad por lo material, esta última que ahora mismo sorprende al mundo-mundial en la misma dimensión del record “Guinness” más increíble y pue-que más allá.

Es en este proceso de descomposición que partidos y políticos “institucionalizados” no saben qué hacer con la realidad mexica. Y es que al
agonizar masacrados por la exigencia social no les queda más remedio que buscar formas de protección que les permita seguir explotando la
esperanza mayoritaria hasta donde sea posible. Intento que sin duda será enviado al basurero de la perversidad.

En este sentido no extraña la simbiosis PAN-PRD que a nivel nacional pretende detener el rumbo de la historia. Una alianza anti-natura que ha dejado perplejos hasta a los “más brillantes” analistas quienes por supuesto no la entienden pero la aplauden, justifican y cobran en tiempo y forma por sus “altos y meritorios” servicios prestados al sistema.

No se trata de echar al PRI de Los Pinos cuando sabemos que cualquiera que sea el candidato oficial está destinado a la derrota. La intención, inocente diría el escribidor, tanto de Ricardo Anaya como de Alejandra Barrales, dirigentes respectivamente de los partidos en cuestión, (unidos por cierto en su gusto por adquirir lujosas propiedades en Estados Unidos). La intención, repito, es organizar “un frente amplio” no contra el tricolor sino contra López Obrador.

Por ahora harán un ensayo en Nayarit y Veracruz en las elecciones del próximo mes lo cual significa que han elevado a la N potencia su interés por el poder abandonando cualquier escrúpulo y cualquier antecedente que pudiera evitarlo.

Son partidos con visiones diferentes del país pero eso no importa cuando se impone la traición histórica e ideológica. Anaya es un joven creído e “inflado” por personajes de su propio partido que ahora critican su sometimiento oficial.

El caso de Barrales es más penoso porque pisoteó con crueldad innecesaria sus convicciones, algo parecido a lo que sucedió con Rosario Robles (la jefa del tamaulipeco Cruz López Aguilar). Ambas que no tardarán mucho en ir a parar al basurero de la historia como muchos otros funcionarios de aquí, allá y de todos lados, que suponen al poder como patrimonio personal y familiar.

Lo cierto es que el sistema ha intentado por todos los medios detener a AMLO y sucede que lo fortalece por la sencilla razón de que las mayorías
desde hace tiempo dejaron de creer en las mentiras oficiales. Esta vez pasará lo mismo, y es que partidos, políticos y funcionarios solo actúan en
el escenario de sus intereses creyendo que los mexicas “somos tontos de ahora”.

Tamaulipas es algo más…
El columnista está convencido de que nuestro estado es algo más que un botín político. Y lo digo porque vivimos tiempos en que todo gira alrededor de los partidos y de quienes surgieron de los mismos para desempeñar cargos pagados por los contribuyentes que mucho sufren para librarse del terror fiscal.

Tamaulipas es mucho más que cualquier interés partidista donde más de cuatro millones enfrentan problemas que parecen acumularse. Existen prioridades y son las que deberían atenderse porque no pueden esperar más. La inseguridad por ejemplo, convertida ya en pesadilla que ni las mejores intenciones logran exterminar.

Se entiende que el país está sumido en una guerra por el poder donde los partidos son protagonistas indiscutibles y sin embargo no parece justo que la cotidianeidad se rija por colores que pueden significar todo o nada, dependiendo de las circunstancias.

Los tamaulipecos hemos padecido sexenios difíciles donde sin exagerar, la entidad quedó paralizada y dependiendo de factores que nada tenían que ver con su desarrollo real y positivo. Y ni como negar que la psicosis colectiva ha jugado un papel determinante en el deterioro de la calidad de vida.

De todo esto da cuenta el denigrante lugar que el estado ocupa a nivel nacional e internacional.

Lo anterior nos lleva a la conclusión de que en Tamaulipas la política como tal ha fracasado en el objetivo sustancial de lograr excelencia en la sobrevivencia social. Hablamos de la relación ciudadana con el poder que es muy diferente a eventos y obras gubernamentales. Lo primero es de orden moral, lo segundo solo es material.

Políticos y partidos entonces, nos quedarían a deber.

Sucede que
Hasta en los círculos más sofisticados “se asustan” de lo que sucede en PEMEX, ¿acaso olvidan que algunos que fueron funcionarios de la paraestatal ahora son exitosos empresarios del ramo gasolinero?.

Y hasta la próxima.

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