Las elecciones en Coahuila y el Estado de México se realizaron el pasado 4 de junio de cara a las elecciones presidenciales del 3 de junio del próximo año. Falta poco menos de un año para el cambio de presidente de la república y la estructura electoral volvió a hacer agua a nivel estatal y nacional y a despertar suspicacias de conflicto pre electoral, que pudiera ser esencia del conflicto electoral y alimentar el conflicto pos electoral.
Falta menos de un año para las elecciones presidenciales y ya el PAN, el PRD y Morena han destruido la credibilidad y por tanto la legitimidad de la
autoridad electoral. Lo malo es que desde 1988 se han acumulado evidencias sexenales de que los conflictos poselectorales sólo desacreditan al ganador legal, enturbian la estabilidad democrática y carecen de elementos de negociación.
Falta menos de un año para las elecciones presidenciales y la autoridad electoral ha sido señalada de cómplice de irregularidades electorales del PRI, a pesar de que las reformas electorales han sido impulsadas por la oposición al PRI ante cada derrota presidencial. El actual INE nació luego del conflicto de 1988, la autonomía del IFE se logró en 1996 y la nueva estructura fue rediseñada luego del 2012. Y en lugar de mejorar, a decir de la oposición, el INE está peor que la vieja Comisión Federal Electoral encabezada por el priista Manuel Bartlett Díaz en 1988.
Falta menos de un año para las elecciones presidenciales y el saldo conflictivo de Coahuila y el Estado de México no tendrá tiempo para reformar las leyes y estructuras electorales porque la Constitución señaló el plazo del 31 de mayo para reformas y nada podría modificarse noventa días antes del inicio formal del proceso electoral presidencial. Así que el mensaje no es nada alentador y la actual estructura electoral se va a tener que lidiar una de las elecciones más competidas que podría consolidar a un presidente con menos del 30% de los votos.
Falta menos de un año para las elecciones y tendremos una incertidumbre diaria hasta el domingo 3 de junio que vayan los electores a votar por el próximo presidente de la república, con la circunstancia agravante de que la oposición colocará el desprestigio de la autoridad electoral en el centro del debate porque le conviene más llegar a las elecciones con un INE arrinconado que con una estructura electoral solidificada.
Lo que ha quedado claro en las elecciones estatales del domingo 4 de junio pasado es que la estructura electoral actual no sirve para administrar procesos electorales con partidos sin respeto por la legalidad democrática. Y que el error más importante radica en el hecho de la influencia de los partidos en el INE: designan consejeros en el Congreso, tienen representantes con voz y sin voto en el consejo general, tienen representantes como enviados de las dos cámaras y al final meten a la autoridad electoral en debates partidistas que debieran de decidirse en función de leyes
electorales.
Así que habrá que prepararse para lo peor el domingo 3 de junio del 2018. Falta menos de un año para la votación del próximo presidente de la república y desde ahora hay datos que adelantan que el 4 de junio del 2018 comenzará la madre de todos los conflictos poselectorales. Y la elección se ganará en las calles y en tribunales, no en las urnas.
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