Dentro del pantanoso escenario que en materia de inseguridad vive Tamaulipas, es una buena noticia.
Ayer, la Procuraduría General de Justicia del Estado dio a conocer que logró la detención de dos de los delincuentes implicados en el homicidio de la
activista Miriam Rodríguez Martínez, cuyo asesinato en San Fernando hace mes y medio cimbró profundamente las estructuras de los organismos dedicados a la defensa de las víctimas del crimen y en general sacudió a la sociedad no sólo del Estado, sino del país.
El trabajo policíaco, se advierte en la descripción de la captura, fue una mezcla de investigación, uso de herramientas tecnológicas y labores de inteligencia. Buen trabajo de la Procuraduría sin duda alguna.
En ese entorno, un dato proporcionado por la propia PGJ es tan revelador como significativo y en la percepción de su servidor debe ser medido en forma más acuciosa: El total de involucrados en ese ilícito de acuerdo a esa fiscalía es de cuatro personas, pero lo que más llama la atención es que tres de ese grupo son parte de los evadidos de la cárcel de Victoria en marzo pasado.
Lo anterior confirma, demasiado tarde desgraciadamente, que la señora Miriam tenía razón cuando denunció que temía por su vida porque entre los fugados se encontraba un participante en la desaparición y muerte de su hija. Y sus palabras no fueron valoradas en su trágica dimensión.
Sin duda es positiva la aprehensión de dos de los responsables del asesinato de la activista, porque demuestra que en el actual Tamaulipas la impunidad no es siempre el saldo de este tipo de delitos y que las autoridades estatales no han perdido el tiempo para esclarecer el crimen, pero también queda la lección de que se debe escuchar a tiempo, como en este caso, la voz de los amenazados, antes de que pasen a engrosar las amargas estadísticas de víctimas mortales de los transgresores de la ley.
De protocolo
Sobre la mesa parece un buen intento.
Me refiero a lo sucedido ayer en ciudad Victoria en el seno del Partido Revolucionario Institucional, durante una reunión de los notables de ese instituto en Tamaulipas con directivos del Comité Ejecutivo Nacional, en donde éstos pusieron sobre la mesa las acciones que tendrá a su cargo la nueva Secretaría creada por el tricolor, destinada a atender a los estados donde el PRI es oposición. La senadora Diva Gastélum y José Murat encabezaron el aquelarre priísta.
Hasta allí todo bien para el partido protagonista.
Sin embargo, de acuerdo a varios de los participantes el gozo pronto se fue al pozo, porque la reunión se limitó prácticamente en todo el tiempo consumido a
una exposición de motivos y a un catálogo de buenas intenciones, pero sin un programa definido de operaciones específicas en donde abundó la teoría y brilló por su ausencia la práctica. En los hechos, fue una plática de protocolo que llenó un requisito de rigor.
En forma jocosa, el comentario fue que lo “mejor” del acercamiento resultó la foto de recuerdo del grupo.
Bueno, por lo menos los priístas tamaulipecos percibieron un poco de “calorcito” del Ejecutivo Nacional, aunque nadie supo decir por qué no vino su líder Enrique Ochoa a una Entidad que hasta hace un año era una fortaleza tricolor y manejada como ejemplo del priísmo.
¿Se confirma así el desinterés del centro por la Entidad?…
La frase del día
“Los artistas mienten para decir la verdad, mientras que los políticos mienten para oacultarla…”
V de Vendetta
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