La alternancia en Tamaulipas descolocó al Partido Verde Ecologista de México, que ahora vive un complicado momento interno con un enfrentamiento claro entre dos sectores: los afines al nuevo grupo en el poder, y los que mantienen cierta fidelidad (monetaria, sobra decirlo) al Revolucionario Institucional.
Ante ese panorama, surgen varias inquietudes, pero la principal es con quién van a hacer alianza en el 2018, pues ya es de sobra conocido que solos no van ni a la esquina porque eso implicaría incluso la amenaza de la pérdida de registro.
Por un lado está el grupo que aún tiene en su poder la dirigencia estatal, encabezado desde hace años por el delegado de la Semarnat, Jesús González Macías, quien ha usado las siglas del Verde como su empresa, negociando candidaturas de todo tipo y obteniendo, claro está, jugosos réditos como el puesto que ocupa -porque no lo ejerce- desde el 2013.
Con él siguen cuadrados los tampiqueños Patricio King y Marcelino Cisneros, dirigente y delegado del partido, respectivamente.
En el bando contrario hay un grupo político con capital en Matamoros. Al frente se distingue al diputado local Humberto Rangel Vallejo, quien ha dado sobradas muestras de cercanía con el PAN. En el Congreso ha votado todo en la misma sintonía que la bancada mayoritaria y no duda en presumir su buena relación con el gobierno actual.
Los que en el pasado le entregaron el partido a Eugenio Hernández y Egidio Torre Cantú, ahora le reprochan una suerte de traición. La verdad es que está haciendo exactamente lo mismo que hicieron sus correligionarios en el pasado.
Esta guerra verde tendrá una batalla importante a finales de septiembre cuando se renueve a la dirigencia estatal. Por un lado, Jesús González Macías empuja la reelección de Patricio King, e incluso su regreso a la Secretaría General, y por el otro Humberto Vallejo le apuesta a la llegada de otro ecologista del sur, Azael Portillo.
La disputa interna del PVEM es importante porque afectará en diferentes niveles las elecciones del 2018.
No se debe pasar por alto que el Verde cuenta con dos alcaldes en Tamaulipas, y ambos tienen interés en la reelección: Magdalena Peraza en Tampico, y Juan Diego Guajardo en Río Bravo.
Ni Magda, ni mucho menos Guajardo, gozan de las simpatías del gobernador. La pregunta es si quien se quede con el control de ese partido, les prestará sus siglas para que se reelijan.
¿Haría el Verde alianza con el PAN? Por supuesto, ya lo ha hecho en el pasado, por lo que ha quedado suficientemente claro que la congruencia no es lo suyo.
Pero eso dependerá de quién resulte ganador en esta pelea interna, Humberto o Jesús.
Lo cierto es que el tiempo corre y las definiciones políticas están a la vuelta de la esquina, algunas de ellas obligadas por el calendario marcado por
el Código de Procedimientos electorales.
Por ejemplo, a los candidatos que compitieron por la vía independiente el año pasado, se les venció el plazo para registrarse a algún partido si su intención era aparecer en las boletas cobijados por ese instituto.
De los que más ruido hicieron en el 2016, sólo JR Gómez Leal en Reynosa se inscribió oficialmente en Morena.
Xico González Uresti declinó unirse al PAN, lo que pone interesante la competencia interna de los blanquiazules por la candidatura a la alcaldía de Victoria. Los dos o tres que quedan en el camino saben bien que aunque disfruten de las mieles del poder, la elección por la capital no será nada sencilla.
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