Somos un país desfigurado por las noticias que nos envuelven el miedo, el terror visual que nos circunda, las noticias laceran lo visual y la mente.
Confrontación y crítica. Pero lo más terrible: el amansamiento. La disminución y el aniquilamiento de nuestro sentido crítico. Las noticias, no es novedad son distribuidas de acuerdo a las necesidades políticas y económicas del país.
Noticias de impacto, de sutilidad, de encanto, baladas de colores, para cualquier olfato consumista.
La noticia es un documento de realidad. Realidad «teledirigida» como apunta Sartori. Lo cierto es que la noticia en su realidad distrae y confunde a la opinión
pública. Y esta opinión rasurada pierde poder de dirección ante el poder. El aparato de gobierno.
Que amalgama los frentes y fuentes de su poderío. Las noticias nocturnas adquieren una potencia que adormece la realidad y suspende la crítica.
La noticia nocturna es tormentosa, un buscapies muy peligroso que puede inmunizar a la opinión pública de todo sentido crítico.
El gobierno lo sabe muy bien y los medios contribuyen en esta coreografía.
La noticia matinal ya no es trascendente. La de mediodía es parte del menú de la gastronomía política.
Noticia y política van de la mano para mantener el poder y el Estado de cosas cada día, cada semana, cada mes.
Y lo más horroroso es inmutable para la cadena de separación social del poder público con el pueblo.
La noticia es una realidad que engaña.
