Un personaje muy querido es Juan Nava. Presente en todos los acontecimientos políticos y sociales de nuestra vida cotidiana.
Cámara al hombro, Nava caminó por Tamaulipas en campañas políticas de toda índole, en reuniones gubernamentales, en actos sociales, educativos, culturales, fiestas, entrevistas, paisaje urbano, de viaje, recreación, siempre preparado para abordar con su cámara el acontecer tamaulipeco.
Contaba a lo largo de casi 60 años con una colección envidiable de máquinas fotográficas que empleo en todos lados.
Integrando un archivo fotográfico extraordinario sobre la vida de nuestro Estado. Nueve gobernadores fueron inmortalizados bajo su lente.
En un archivo histórico sensacional que debemos proteger.
Juan Nava es un héroe civil de nuestro tiempo. Desde su llegada de Tampico a nuestra ciudad en los años sesentas fue un testigo iluminado por las viejas cámaras de flashes exterior y las cámaras alemanas que giraban a 180 grados con panorámicas en rotación.
Juan Nava fue, lo es, un testigo curioso, oportuno, veraz, en la oportunidad de su cámara.
Un hombre honesto, cariñoso, un padre amoroso, que vivió, durmió, abrió los ojos con su lente.
De la misma manera que hoy respira la Madre Tierra, de Tamaulipas que le vio nacer.
El archivo de Juan Nava no debe perderse, un tesoro invaluable para nuestro Estado.
Rescatemos esa memoria histórica. El mejor homenaje para este tamaulipeco ejemplar. Periodista gráfico, que fue un gran amigo.